Santiago de Chile, 6 feb (EFE).- Las hermanas Lisa-Kaindé y Naomi Díaz se parecen físicamente y en su forma de vestir, pero este martes demostraron en un concierto celebrado en Chile que cada una de ellas es un universo aparte. Les une, eso sí, la sangre afrocubana.
Las gemelas Ibeyi, amigas de Beyoncé y Prince, han enamorado a Chile con su música.
Ellas forman Ibeyi, un dúo genial que ha sufrido aquello que el filósofo y bróker libanés Nassim Taleb concibe como el simple devenir de las cosas, la "incertidumbre", ya que, como explicó en su libro Antifrágil, "la certidumbre solo existe para lo inorgánico -cuando está estático sobre una mesa- pero para los seres vivos el fin de ese proceso es la ausencia de vida, la muerte".
Nacidas en Francia, las gemelas crecieron rodeadas del amor y el talento de su padre, Miguel Angá Díaz, percusionista del legendario grupo cubano Buenavista Social Club, y su madre, la cantante franco-venezolana Maya Dagnino.
Angá falleció en 2006 y, cuando tenían 18 años, la muerte se llevó a su hermana. Fruto de la necesidad de cantarle a los que ya se fueron, de despedir a los que nunca se marchan del todo con lo mejor que les dejaron, talento, Ibeyi (que en idioma yoruba significa "gemelas") se presentó al mundo con un álbum homónimo.
La noche de este martes, sin embargo, durante su actuación en el Teatro Nescafé de las Artes en Santiago, comenzaron su primera actuación en Chile con la primera canción de su nuevo disco, Ash, el cual representa un cambio de paradigma dentro de su música, de su enfoque hacia la vida.
El destino les llevó a iniciar su aún breve pero exitosa carrera, cantándole a su hermana en Yanira y escondiéndose tras el dolor en Oya, todo ello demostrando una capacidad musical inclasificable donde el jazz, el soul, la electrónica y el hip hop se mezclan.
Para luego aprender, en Ash, la misma lección que Taleb trataba de contarle al mundo: que la vida no depende de ser "robusto" frente a las desdichas, sino "antifrágil", para aprender de cada segundo de dolor y ser aún más fuertes.
Con Ash, el dúo demuestra, como indicó durante el directo, que la música sirve para "soltar las malas energías" y "celebrar", para lo cual no hace falta nada más que dos personas sobre un escenario rodeadas de instrumentos.
Y así lo demostraron con canciones como Valé, una nana que, según explicaron, la compusieron pensando en su sobrina de 5 años, o I wanna be like you, donde Lisa le canta a su hermana que ojalá "se pareciese más a ella", lo que desató la risa entre el público que disfrutó de su presentación.
Ambas también reivindicaron la lucha feminista, para lo cual interpretaron No Man Is Big Enough for My Arms, donde aparece la voz de Michelle Obama "sampleada", ofreciendo un discurso acerca la importancia de la mujer en la sociedad.
Entre el teclado, los micrófonos, la percusión y la mesa de mezclas digital, las gemelas dibujaron un recorrido eterno en el que primero recitaban "a capella", luego corrían a sus puestos y volvían de nuevo al centro del escenario a bailar.
Otra de las voces que las acompañó durante el directo fue la de su madre, quien recita unos versos de la pintora Frida Kahlo en Transmission.
Hasta uno de los presentes, un bebé que se escapó de los brazos de su madre, no pudo evitar salir a explorar y acercarse al escenario, donde las cantantes franco-cubanas incitaban cada vez más al público, logrando que el teatro al completo se levantara finalmente para bailar con ellas y despedir el show en una espectacular y brillante noche austral.
Para ello, recurrieron a uno de sus éxitos más conocidos Rivers, lo que provocó la euforia de los asistentes, quienes acompañaron a las gemelas en el cierre de su gira por Latinoamérica, entonando la melodía de una canción que envía un mensaje claro: son como un río, capaz de estar en constante movimiento, y solo el devenir de las cosas podrá decir adónde lleva ese camino.
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