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El irresuelto problema de las aguas fecales que corren por las calles o se cuelan en las casas de los habaneros, es una constante en las secciones de quejas de los lectores en los diarios oficiales cubanos. En una de ellas, el pasado 16 de febrero, la remitente pregunta a Granma “qué hacer” después de una década con esta situación en un barrio de Arroyo Naranjo, reparada solo parcialmente en 2014 tras una queja publicada en ese periódico.
“Hace más de diez años –narra Bárbara Hernández– se vienen produciendo tupiciones de aguas negras de manera periódica en la calle Maceo entre Washington y Santa Isabel, Barrio Azul, Arroyo Naranjo, circunscripción 29, Consejo Popular Poey. Luego de continuas y extenuantes gestiones, venía el llamado camión de alta presión y destupía y así hasta la próxima, tres o cuatro veces al año”.
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La situación es peor cuando se produce dentro de las casas. Según explica, en la calle Maceo hay una tubería rota que, en lugar de arrojar los desechos a la vía pública, los desvía hacia los tragantes, inodoros y patios de unas cinco viviendas, ubicadas en una zona más baja.
Según Bárbara, los afectados han transitado en 10 años todo el camino burocrático que conlleva reclamar el arreglo, “desde el delegado hasta la Asamblea Provincial del Poder Popular”, pero todo ha quedado en “evasivas o promesas”.
La situación llega a tal punto que, lo que para el público en general es una bendición –que llegue el agua a las casas–, para ellos se ha convertido en una calamidad, porque “la inundación es tremenda”.
“Ojalá que no llueva –agrega–, pues entonces el efecto se multiplica”. De momento, tiene pocas esperanzas, pues la solución pasa por arreglar definitivamente la tubería bajo la calle Maceo, y de eso no parece haber noticia, como tampoco del camión de extracción, que no se ha vuelto a portar por el barrio.
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