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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió esta tarde con algunos de los sobrevivientes de la masacre del pasado 14 de febrero en Parkland, Florida, pero con ninguno de los verdaderes líderes del movimiento estudiantil que busca un cambio en la Ley de Armas.
La estrategema política de Donald Trump dejó fuera de la Casa Blanca a Emma González, David Hogg y Cameron Kasky, tres de los líderes del movimiento #NeverAgain y sin dudas de los chicos más mediáticos y cuyos discursos han sido particularmente commovedores.
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Una de las jóvenes presente en la reunión dijo que Trump era "un gran líder" y le agradeció su postura con respecto al estudio sobre los llamados Bump Stocks, unos aditamentos que convierten los rifles semi-automáticos en automáticos.
Al inicio "del acto" hicieron uso de la palabra el vicepresidente de los EE.UU, Mike Pence, y la secretaria de Educación Betsy de Vos.
Los estudiantes relataron las experiencias vividas, uno por uno, pero ninguno de ellos, ni tampoco los padres que le acompañaron, fueron verdaderamente críticos en sus análisis con respecto a lo que los llevó a la Casa Blanca.
Justin Gruber, por su parte, dijo que "tenía que haber un cambio significativo en el país, porque lo sucedido no debería volver a repetirse".
Otra estudiante, Carson Abt, expresó su interés por realizar simulacros en las escuelas que "los ayudara a estar preparados para incidentes similares en el futuro".
Quizás el discurso más enardecido - pero muy breve, pues Trump fungió de moderador - fue el de Andrew Pollock, uno de los padres de las víctimas del más reciente tiroteo escolar, quien dijo a Trump que luego del 9/11 se acotejaron muchas cosas, y preguntó cuántos estudiantes más tienen que morir para que las cosas se arreglen.
Otra de las víctimas de Stoneman Douglas dijo entre lágrimas "que ya no se siente seguro en su país".
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