Excepto la soberbia demostración lograda por Yordenis Ugás el pasado 17 de febrero ante Ray Robinson, las derrotas de Guillermo Rigondeaux ante Vasyl Lomachenko, la del "Dr. del K.O", Yusnier Dorticós ante el ruso Murat Gassiev; y las de este sábado, Luis Ortíz ante Deontay Wilder y Sullivan Barrera ante el ruso Dimitri Bivol parecen confirmar la tesis de que los mejores boxeadores cubanos han llegado a un tope.
Al menos esa sería la teoría que esgrime el articulista Nico Jaime en un artículo escrito para la web Boxeo Mundial.
Si bien es cierto que tantas derrotas consecutivas, donde quizás el mayor fiasco correspondió al "ex" Rey de las 122 libras, el santiaguero Guillermo Rigondeaux, el hecho aunque preocupante en sí, no tiene por qué considerarse como "el fin" propiamente dicho para los boxeadores cubanos.
Excepto Rigo, los demás cayeron con las botas puestas, y eso, a no dudarlo constituye un mérito.
Barrera, quien a pesar de haberse mostrado muy optimista antes de su pelea frente a Bivol, dejó una muy buena impresión, y perdió en el último de los asaltos por un nocaut técnico, justo cuando salió a quemar las naves en una pelea que se le presentó más difícil de lo que él imaginaba.
Ortiz, por su parte, confirmó el mal que durante años han padecido la mayoría de los boxeadores cubanos: la falta de instinto del matador.
"King Kong" tuvo la pelea en sus manos, pero dejó que Wilder respirara, y minutos después fue él quien cayó víctima - y ya cansado - de los manoplazos del gigantón estadounidense en el round 10. Tras 28 victorias consecutivas, Ortiz ha conocido por primera vez la derrota. Y a pesar de sus 38 años, su físico envidiable, la lección aprendida, y un mejor entrenamiento quizás, pudieran depararle una sorpresa a su favor si es que Wilder, que había pronosticado noquearlo en el tercer asalto, decide darle una revancha.
Otro que también parecía invencible y cayó derrotado brindando una soberbia actuación fue el cienfueguero Dorticós.
Tanto es así que, apenas terminada la pelea en que el "Dr. del KO" resultó noqueado por Murat Gassiev, ya el público y la prensa rusa pedían a gritos una revancha. El ruso Gassiev, horas después, daba "méritos" a un posible match de revancha tras protagonizar un gesto de caballerosidad deportiva que le dejaba una puerta abierta al jovencito cienfueguero.
Entonces, ¿dónde está el tope? ¿Hasta aquí llegaron los boxeadores cubanos?
Ni tanto, y de ello no solo dan fe las actuaciones de Ortiz, Barrera y Dorticós, sino más que nada la protagonizada por Ugás, quien ya anda retando al Campeón Mundial.
Pero, por si fuera poco, próximamente subirá al cuadrilátero otro de los grandes: Erislandy Lara. Una victoria de este ante Jarrett Hurd (21-0-0, 15KOs) pondría temporalmente un tapabocas a los agoreros del boxeo cubano.
Sin embargo, todavía nos queda un momento de tensión más. Este 10 de marzo, Rances Barthelemy no las tendrá fácil ante Kiryl Relikh. Solo el hecho de haberle vencido el pasado mes de mayo nos da una gran dosis de esperanza.
Si Barthelemy gana, y gana Lara, la tesis del llamado "fin del boxeo profesional cubano" quedará reducida a eso, a una mera tesis.
Nada es seguro. Dentro de las cuatro esquinas cualquier cosa puede suceder. Pero eso sí, si algo se ha demostrado durante muchas décadas es que el boxeo cubano parece no tener fin.
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