Los órganos represivos de la tiranía nunca pudieron dar con la verdadera identidad del dibujante que desafiaba desde las páginas de la clandestina revista Mella el clima imperante de horror y sangre. Un perro, un simple perro, sato por más seña, simpático y elocuente, apodado Pucho, sacaba de quicio a los esbirros cada vez que zahería al dictador, asíinicia su crónica sobre Virgilio Martínez, legendario humorista gráfico el periodista Pedro de la Hoz, para la edición de hoy del periódico Granma. Aquel fue el punto de partida de la legendaria trayectoria en el humor gráfico trazada por Virgilio Martínez Gainza, sencilla y llanamente Virgilio para lectores y amigos, uno de los mejores historietistas cubanos del siglo XX, fallecido ayer lunes en La Habana a los 77 años de edad, víctima de cáncer. En realidad Virgilio había hecho sus primeras armas en una modesta publicación vinculada al Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), A Barrer, que tenía entre sus editores a Enrique Hart. Allí, en 1948, publicó su primer dibujo, en apoyo a las ideas del popular líder Eduardo Chibás. Por esa época también se iniciaba en el diseño publicitario. Pero a partir de Pucho y sus perrerías, la historieta que durante cuatro años, de 1954 a 1958, pobló las páginas del magazine Mella, de los jóvenes comunistas, comenzó a definirse la madurez artística del creador. "A Marcos Behmaras -contó Virgilio- se le ocurrió bautizar a Pucho. Hicimos a partir de ese momento un buen equipo de trabajo hasta su fallecimiento, él en el guión de las historietas que yo dibujaba. Otros frutos de nuestra colaboración fueron Supertiñosa y Salaciones del Reader's Indigest, dibujadas a poco de haber triunfado la Revolución. Eran momentos de gran efervescencia, y ante el enfrentamiento contra el imperialismo, nos pareció ideal parodiar símbolos de la industria cultural masiva, como Superman y la revista Selecciones". Virgilio continuó en Mella hasta que la publicación se integró a Juventud Rebelde, donde participó en la fundación de la publicación humorística El Sable. Siempre le gustó evocar de esos años su encuentro en Mella con Silvio Rodríguez, que ni soñaba ser el trovador que sería y se entregaba al dibujo con fervor. Nuevos bríos creadores inspiraron al dibujante durante la larga etapa en que trabajó para los niños y adolescentes, desde Pionero y Zunzún. "No me gusta calificar ciertas etapas, pero todavía está por estudiar lo que representaron esas revistas, en los años setenta y ochenta, no solo para la formación patriótica o cívica, sino también para la percepción estética de las generaciones que las leyeron. No sé, por tanto, si llamar como edad de oro de la historieta cubana la de entonces, pero de que hubo destellos dorados no hay quien lo niegue. De allí viene Elpidio Valdés, de Padroncito, el más popular personaje de las historietas cubanas". Así era Virgilio, nunca en primer plano -cuando se le reconocía como autor del emblema de la Unión de Jóvenes Comunistas, solía decir: Me escogieron porque era el dibujante que tenían a mano"-; justo y certero a la hora de valorar los aportes de sus colegas. Aunque disfrutó mucho al ver en formato de libros varias de sus historietas -entre ellas, Cucho y sus amigos, a partir de otra de sus célebres recreaciones caninas; y De Pucho a Cucho-, valdría la pena rastrear, reproducir y promover otras facetas del abundante repertorio de dibujos virgilianos, de manera muy especial las dedicadas a la ciencia ficción. Por estos y muchos más sobrados méritos, Virgilio fue proclamado Premio Nacional de Periodismo José Martí, se acreditó el Premio de la Dignidad que otorga la UPEC, recibió de las Fuerzas Armadas Revolucionarias la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez, y del Ministerio de Cultura la Distinción por la Cultura Nacional. Prácticamente las dos últimas décadas de su vida las pasó en Granma. Día tras día, mientras sus fuerzas lo acompañaron, tributó dibujos y viñetas a las páginas internacionales y, siempre que se le solicitó, asumió encargos de otras redacciones. Con rasgos precisos y urgentes expresó la línea editorial del diario, denunció el recrudecimiento del bloqueo yanki contra Cuba y satirizó los males del imperio. En Virgilio se resume un paradigma de sencillez, consagración y avidez de conocimientos. Sus tres grandes amores fueron la Revolución, su familia y el arte. Tres amores que siempre lo tendrán presente. Fuente: Radio Habana Cuba
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