La provincia central de Villa Clara fue una de las que más fuerte sufrió los embates del huracán Irma, que azotó la Isla en septiembre de 2017.
Los vientos, de hasta 256 kilómetros por hora, derribaron líneas eléctricas, doblaron palmeras, enviaron olas de hasta 7 metros que provocaron penetraciones del mar, y destruyeron más de 51.000 viviendas, que sufrieron derrumbes parciales: más de la mitad perdió sus techos.
Pero la recuperación ha sido lenta y así lo demuestra un reportaje de Cubanet. Luego de ocho meses del paso del fenómeno meteorológico de categoría 5, tan solo se han restablecido 24.029 de esas viviendas, lo que representa un 46% del total, según ha informado el periódico local Vanguardia.
Aunque el medio mantiene la visión “optimista” de que se ha avanzado con “buen paso”, típico de los medios oficialistas de la Isla, lo cierto es que a casi un año del paso de Irma, cerca de 30.000 familias en la provincia continúan viviendo sin techo, con paredes derrumbadas, entre escombros y sin ninguna esperanza palpable.
En los municipios costeros, los más afectados por el huracán, se han recuperado el 60% de los techos parciales y totales.
Los villaclareños que continúan con sus viviendas semidestruidas, están además molestos porque se ha detenido la venta “liberada” de materiales de construcción a la población, lo que obstaculiza los proyectos constructivos por esfuerzo propio y obliga a las personas a resignarse a continuar en esas condiciones.
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