Yisnelys Almagro es una madre cubana cuyas niñas, dos gemelas de un año y siete meses, no han podido ir todavía al círculo infantil, a pesar de que comenzara a gestionar la matrícula desde que estas tenían cinco meses.
La situación de Yisnelis, que vive en el municipio Arroyo Naranjo, en La Habana, fue publicada por la sección Acuse de Recibo, del diario Juventud Rebelde.
Cuenta la reclamante que en la CTC de su municipio siempre le decían que debía esperar a los otorgamientos de plazas, que supuestamente se realiza cada mes.
“La última respuesta fue que en (…) marzo (…) seguro les bajaba a mis niñas. A principios de abril me presento en el municipio de Educación de Arroyo Naranjo y me dicen que debía renovar la carta de madre trabajadora, que no había capacidad y que en junio habría un otorgamiento masivo; es decir, que las jimaguas entrarían en tercer año (de vida), ya que nacieron en septiembre”, relató la afectada.
El periodista se refiere al alto costo de un cuidador particular, que en este caso habría que multiplicarlo por dos.
“¿Qué tienen que esclarecer al respecto las autoridades implicadas? ¿Por qué en asuntos tan delicados no se transparentan más los procesos de otorgamiento, los escalafones y las prioridades?”, concluye.
El caso de Yisnelys no es casual. Especialistas del Ministerio de Educación revelaron en febrero que alrededor de 7.000 madres trabajadoras con dos hijos o más se quedaron sin plazas en los círculos infantiles.
A pesar de que supuestamente esas madres trabajadoras tienen prioridad, (es cierto que el costo de las matrículas baja a medida que se tiene más descendencia), el acceso a las guarderías no está garantizado.
Y es que en los últimos seis años la cifra de estas instalaciones ha decrecido en Cuba. De 1.096 círculos infantiles que existían en 2011, el 2016 cerró con 1.084 (doce menos).
También se eliminaron 1.579 plazas de personal técnico educacional.
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