Actualmente basta con acicalar un establecimiento gastronómico cubano, cambiar los muebles sembrar unas plantas, y pintarle la fachada, para que los administradores se sientan en el derecho de elevar los precios de sus ofertas.
Esa tendencia especulativa es apreciable en ciudades como Santa Clara, donde en los últimos meses se experimenta un ajetreo renovador, siempre acompañado de una elevación de los precios, realidad que fue denunciada ante los micrófonos de la Emisora Provincial, CMHW, de Villa Clara.
El catalizador del debate fue el nuevo “recorrido sorpresa” realizado por las autoridades políticas de la provincia por diferentes entidades, y donde los dirigentes se enteraron de algunas de esas “irregularidades” que desde hace rato agobian al pueblo.
Luego, con los dueños autocriticándose, los comunicadores radiales vieron el chance de ir un poco más lejos en los cuestionamientos.
«Deben pasar del simple diagnóstico de los problemas a tomar decisiones realmente definitivas, o seguirán cayendo en el descrédito. ¿Acaso no ven las autoridades que están revendiendo papas en la calle y otros productos normados?», fueron algunas de las imputaciones vertidas en la revista matutina de la planta radial CMHW, con audio en tiempo real por internet.
«Nunca reajustan los precios bajándolos, sino subiéndolos, ¿no sé quién los autoriza?», reflexionó el popular comentarista deportivo Normando Hernández, una de las voces más fieles del gobierno en Villa Clara.
Si bien los conductores justificaron los excluyentes precios de una docena de espacios rescatados de la ruina por obra y gracia del turismo, arremetieron luego contra las iniciativas que solo buscan exagerar los precios de una cerveza o un café. Algo que calificaron como «desproletarización de esos espacios», un término difícil de pronunciar, pero fácil de entender por los mismos trabajadores que desfilarán en solo unas horas por la Plaza del Che.
La andanada de cuestionamientos radiales abarcó otros temas tan sensibles como el deplorable estado de los asilos y los hogares de ancianos, y la creciente mendicidad que hoy se aprecia en Santa Clara.
Resulta cuando menos curioso que se emplace abiertamente a las autoridades políticas de la provincia, desde la CMHW, la propia planta radial de donde hace solo unos días fue expulsada una trabajadora a la que le encontraron en el ordenador una película censurada por el gobierno.
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