Este ha sido un año en que el tema del acoso sexual ha inundado las redes sociales, las portadas de periódicos, incluso los juzgados en todos el mundo. Muchas personalidades de Hollywood, por ejemplo, han decidido hacer públicas sus terribles historias como víctimas de acoso en un acto de solidaridad con las mujeres en cualquier parte del planeta.
No obstante, la mayoría de los cubanos parecen estar al margen de todo esto, algo que resulta fácil de entender en una isla semidesconectada de Internet.
El cubano, por idiosincrasia, es de por sí jaranero, seductor. Desde hace años la Isla ha sido un lugar donde los piropos se han repetido una y otra vez, han pasado inluso de generación de generación y sobrevivido al tiempo.
¿A qué mujer cubana no le han lanzado un piropo por la calle?
No obstante, aunque a veces algunos de estos dicharachos pueden resultar graciosos, ingeniosos, incluso halagadores, la realidad es que hay otros que irrespetan la figura femenina.
No a todas las mujeres les gusta sentirse asediadas cuando se ven obligadas a pasar por delante de un grupo de hombres reunidos.
Sin embargo, hay pocos cuestionamientos respecto a esto. El acoso sexual en Cuba a veces se relaciona con episodios más graves, y no con una frase molesta.
En el reporte de CubaNet que aquí presentamos, vemos cómo algunos de los entrevistados coinciden en que "¡hay piropos... y piropos!"
Hay a quienes les molesta, y hay a quienes no.
"Depende del piropo que sea", dice una de las entrevistadas. "Hay piropos que son ofensivos y degradan a la mujer, y hay otros que no, que son una especie de halago", añade.
Un hombre, por ejemplo, opina que no es bueno decir "groserías, pero a algunas les gustan que les digan cosas agradables".
Veamos qué opinan los cubanos sobre el tema.
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