El banquete infinito ha formado parte de la temporada de teatro latinoamericano y caribeño Mayo Teatral, que organiza Casa de las Américas, y que este año incluye una gran variedad de propuestas, en tanto espectáculos dramáticos alternan con auténticas fiestas sobre el escenario, o en las calles y plazas.
Encaminado a la reflexión sociopolítica, sobre el complejo tema de la relación entre el poder y la masa, ambientado en un país sin nombre, El banquete infinito, obra de Alberto Pedro, dirigida por Raúl Martín, incluye un espectáculo integrador de la mímica, la danza y la música, en torno a un texto complejo, difícil.
Por encima de cualquier otro tema subalterno, el texto, y por supuesto esta versión de Raúl Martín, conlleva una reflexión sobre la sicología del poder, y a pesar de su aspiración parabólica, muchas veces es estrecho el linde con el costumbrismo y el realismo.
Lo interesante en esta puesta es que, aparte de su tema trascendental y de ser muy serio lo que dicen los personajes, el público ríe con ganas, en tanto se recurre a la exageración disparatada de la solemnidad, encarnada por estos personajes, abanderados de una gesta que no comprenden ni calculan.
Desde la comedia, y a partir de la constante desaparición de la cuarta pared, Teatro de la Luna insiste en desdramatizar mediante un tono meditativo y punzante, que trasciende el chiste de ocasión, y así El banquete infinito deviene comedia carnavalesca pero nunca banal, cuestionadora pero nunca oportunista ni irresponsable, una comedia que asume con gusto lo espectacular, sin perder de vista el centro gravitacional del texto hacia el absurdo que muchas veces rodea al poder.
Con El banquete infinito, Teatro de La Luna se anota un nuevo éxito a partir de la representación de un texto de Alberto Pedro. De recprdarse qie su obra Delirio habanero alcanzó un montaje de relieve ya mitológico con esta compañía y el reparto original integrado por Laura de la Uz, Mario Guerra y Amarilys Núñez. Después, ha sido repuesta con otros elencos y similar éxito.
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