Estados Unidos se retiró el martes de forma oficial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, según confirmó Reuters.
La actitud hostil hacia Israel y la presencia de países como Cuba, Venezuela, China y la República Democrática del Congo han sido los detonantes para que la administración estadounidense tomara esta decisión.
En concreto, la embajadora de Washington ante Naciones Unidas, Nikki Haley, quien estuvo acompañada por el secretario de Estado Mike Pompeo; arremetió contra la Isla, China, Cuba y Egipto por entorpecer los intentos norteamericanos para llevar a cabo una reforma del consejo.
En este sentido Haley acusó al Consejo de Derechos Humanos de trabajar bajo un "sesgo crónico contra Israel". "El foco desproporcionado y la hostilidad sin fin hacia este país son una prueba clara de que el consejo está motivado por prejuicios políticos y no por los derechos humanos", añadió.
"Miren a los miembros del consejo y verán una terrible falta de respeto por los derechos más básicos", afirmó en declaraciones recogidas por el citado medio.
Las críticas de la representante estadounidense también llegaron a países, que aseguró que comparten valores con el país norteamericano pero que siguen "sin voluntad de cambiar el status quo".
A pesar de este movimiento, Haley detalló que el retiro del organismo no supone un "alejamiento de nuestros compromisos con los derechos humanos".
Esta decisión se produce después de que Washington ya abandonara el acuerdo climático de París y un tratado nuclear sobre Irán.
En la esfera de la política nacional las aguas tampoco están precisamente calmadas. La política migratoria de Trump ha provocado un rechazo prácticamente unánime dentro y fuera de Estados Unidos.
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