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Aunque cifras oficiales divulgadas por el propio Gobierno cubano indican que el turismo decreció en la Isla en los primeros meses de 2018, un reciente artículo publicado en Bloomberg asegura que, en parte por ese mismo motivo, este es el mejor momento para visitar la Isla, pues cuenta con una infraestructura mejorada y menos multitudes que a finales de 2016 o comienzos de 2017.
Según datos divulgados por el Gobierno cubano, 4.7 millones de viajeros visitaron el pasado año la Isla, lo que habría implantado un récord turístico y una recaudación de 3 mil millones de dólares en ingresos. El citado medio norteamericano destaca que de esa cifra, 619 mil visitantes procedían de Estados Unidos.
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Todo cambió cuando en junio de 2017 el presidente Trump anunció nuevas regulaciones de viaje para los estadounidenses, lo que frenó el ingreso de norteamericanos a la Isla.
Luego vendría el anunció público de una serie de misteriosos “ataques acústicos” que supuso una alerta de viaje añadida para estadounidenses a Cuba y, paralelamente, los destrozos provocados por el huracán Irma se encargaron del resto.
El norteamericano Chad Olin, fundador y máximo ejecutivo de Cuba Candela (un operador de viajes de lujo a Cuba) ha indicado que tras las restricciones impuestas por Trump, efectivamente “el mercado se congeló por unos meses”. Y añade que resulta sorprendente cuánta confusión causaron aquellos titulares.
Sin embargo, según el empresario, lo positivo de viajar ahora a Cuba ―a pesar del listado de hoteles prohibidos― está en que el país cuenta con una infraestructura que él califica de “mejorada” y “una variedad más amplia de experiencias para aprovechar”, lo que lo lleva a considerar que “es posible que ahora sea el mejor momento para visitar Cuba, sin importar de dónde se viene.”
Olin explica que en diciembre de 2016 había demasiada gente en La Habana y que “la infraestructura se presionó al máximo de su capacidad".
Considera que ahora están mejor pavimentadas las calles, que es mejor el servicio en los restaurantes, que están más renovados los viejos hoteles y que se han instalado nuevas conexiones Wi-Fi.
Según el empresario norteamericano, ahora "obtener reservas en restaurantes es más fácil. Los mejores hoteles cinco estrellas se pueden reservar con menos antelación. No tenemos sobre-reservas como teníamos antes, cuando llegabas a un restaurante u hotel y tu mesa o habitación ya no estaba".
Para Stefanie Schmudde (vicepresidenta de desarrollo de productos y operaciones) de la operadora turística Abercrombie & Kent, la frenada turística en Cuba se ha traducido en experiencias más íntimas y auténticas.
“Si vas ahora, no vas a tener filas de autobuses turísticos para la misma experiencia. Puedes dedicar más tiempo a interactuar con los lugareños cuando hay menos rotación", ha señalado la empresaria a Bloomberg.
Entre las incomodidades para operadores turísticos que trabajen con norteamericanos se encuentran las estrictas limitaciones sobre dónde pueden hospedarse, pues se han agregado casi cien hoteles a una lista de entidades restringidas, que incluye el Gran Hotel Manzana Kempinski.
En ese sentido, Olin precisa que por eso él prefiere "hoteles boutique que son más privados o chalés de lujo que ofrecen una experiencia más auténtica".
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