En un choque recuperado este viernes tras el diluvio del jueves en La Habana, Estados Unidos derrotó por tercera vez a Cuba, para ganar por cuarta edición consecutiva el tope amistoso de béisbol que celebran ambas naciones.
Que los colegiales estadounidenses derroten una y otra vez al equipo principal de Cuba no sorprende, no solo porque se va haciendo habitual, sino porque el desastre del béisbol en la Isla hace rato tomó proporciones monstruosas.
Pero que los cubanos no bateen, como si fueran jugadores de uno de esos islotes del Caribe sin tradición de béisbol, es una vergüenza. La destrucción del béisbol profesional cubano hace seis décadas está pasando sus cuentas a una velocidad de espanto.
Las instituciones que dirigen el béisbol en Cuba, que cambian a su antojo cada año la estructura de la liga doméstica, y con peores resultados, han demostrado una y otra vez que son inoperantes para lograr que el equipo Cuba tenga un desempeño siquiera decoroso en la arena internacional. Ya va siendo hora de que se le dejen de echar las culpas a la base y a las salidas de jugadores del país, y comience a señalarse a los verdaderos culpables, a los que corroen desde dentro el béisbol cubano. Cuando tantos buenos bateadores se vuelven incapaces de producir, la culpa no es de ellos, sino de la gestión del sistema que los dirige, estimula y engloba.
En el tercer duelo, finalizado con marcador de 2 carreras por 0, Estados Unidos dejó a Cuba en 4 hits, le colgó 9 escones más, para un total de 26 en 3 partidos. En estos 3 encuentros los cubanos solo marcaron una anotación, el primer día, y fue sucia.
Ninguna carrera impulsada en 27 innings, 12 hits y solo un extrabase es todo lo que ha podido producir lo mejor que hay en la Isla ahora mismo, quitando a Alfredo Despaigne y dos o tres más.
Mason Feole, Zack Thompson, Matt Cronin y Max Meyer fueron los lanzadores que se ocuparon de completar la segunda lechada de este tope, mientras Erlys Casanova, en función de relevo, soportó las dos carreras rivales por jonrones consecutivos de Daniel Cabrera y Andrew Vaughn.
Con estos 3 éxitos, Estados Unidos dominó el tope por cuarto año consecutivo, tras ganar por 3 victorias a 2 en las 3 ediciones anteriores.
Este sábado tendrá lugar el partido final entre ambos equipos.
El tope ante los norteños es la última fase preparatoria del equipo Cuba antes de comenzar su debut en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018, donde la Isla irá a defender la última plaza internacional que sigue bajo su dominio, luego de que el béisbol cubano haya ido perdiendo progresivamente en los últimos años la supremacía, primero a nivel mundial y luego a nivel Panamericano.
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