El joven cubano José Esteban Torres Vico vive hace más de un año en un albergue de la Madre Teresa en Rusia a la espera de que ese país le otorgue el asilo político.
Según cuenta, allí comparte con “una gran cantidad de alcohólicos y adictos a las drogas que nadie más ayuda. Discapacitados o huérfanos que no tienen a dónde ir. De acuerdo con las reglas, se vive aquí durante nueve meses hasta que logras los documentos o te desprendes de los malos hábitos”.
Las probabilidades de que le nieguen su solicitud de asilo le asustan. No hay un cubano en Rusia que haya logrado aún el estatus de refugiado o el asilo temporal.
"El Ministerio del Interior no ve ningún peligro si regresan a su país de origen, ya que no utiliza la información de los países que brindan organizaciones internacionales como la ACNUR", explicó la coordinadora del proyecto Asistencia Pública, Natalia Gontsova, en declaraciones recogidas por Martí Noticias.
El joven está desesperado porque sabe que a Cuba no puede regresar. Él desertó de una misión en China y a los cubanos que toman esa decisión se les prohíbe la entrada al país por 8 años.
“El proceso puede durar tres años. Sí, Cuba es una prisión, pero Rusia es un pantano", dice y agrega que (el proceso de la solicitud de asilo) está estructurado para hacer sufrir a las personas.
Cómo y por qué José Esteban Torres Vico llegó a Rusia
José Esteban estudió Ingeniería de Telecomunicaciones y Electrónica en Cuba y luego se graduó de una maestría en Dirección de Comercio Internacional. Trabajaba en una empresa que tenía sucursales en China y Vietnam.
En 2016 viajó a China, como parte de una misión de su empresa cubana, y allí recibió una llamada de su hermana donde le decía que había decidido abandonar la misión médica en la que se encontraba en Francia y solicitar asilo en Estados Unidos.
El joven cuenta que desde entonces supo que regresar a Cuba ya no tenía sentido. Con el precedente de su hermana era muy difícil que lo dejaran salir del país otra vez. De hecho, desde que los jefes de su misión supieron la noticia comenzaron a vigilarle.
Pero una noche, José Esteban logró escapar. Según cuenta, un cubano le prometió llevarlo a México y de ahí cruzaría la frontera y solicitaría asilo.
"Él me dijo que tenía una conexión con las embajadas de México en Rusia y en EEUU. Se comprometió a hacer un pasaporte mexicano. Solo tenía que llegar a Moscú y pagar ocho mil dólares. Tenía el dinero… Fui al aeropuerto, compré un boleto y volé. Todo esto pasó en pocos días. En Moscú, además de mí, había treinta cubanos que deseaban viajar a Estados Unidos. Dos meses más tarde, nos dieron el pasaporte y un billete de vuelta. Nos dividieron en varios grupos, y todos volamos con diferentes escalas. Yo y otros cinco volamos a Bielorrusia. En la frontera nos dijeron que nuestros pasaportes eran falsos, y me pusieron en prisión durante 10 meses”.
“Todos fuimos distribuidos en diferentes celdas, porque creían que éramos cómplices de un crimen. Los primeros 10 días no me permitieron bañarme. Durante un mes anduve con las ropas sucias. No me golpearon, pero a menudo gritaban, estaban enojados, porque no entendía lo que me decían. Presionaban psicológicamente. Pero fue aún peor cuando ya estaba esperando la deportación. Pasé cuatro meses en una celda donde había dos veces más reclusos que camas. Se dormía por turnos. Pensaba que las cárceles cubanas son terribles, pero las de Bielorrusia no son mejores”.
Durante el juicio de Esteban, el embajador de Cuba en Bielorrusia confirmó que el joven no podría entrar al país en 8 años por haber abandonado la misión. La decisión fue enviarlo a Moscú.
Una vez allí, el cubano se presentó en la embajada norteamericana pero no le aceptaron su solicitud de asilo.
Ahora en el albergue religioso, Esteban espera la respuesta de su solicitud a Rusia. Si se la niegan puede apelar. “El peligro de ingresar al centro de detención de ciudadanos extranjeros, es decir, casi a la cárcel, será muy alto”, dijo Gontsova.
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