Tuvo que venir el presidente para que al fin las autoridades provinciales reconocieran lo que hace rato el pueblo venía denunciando: la pésima calidad del agua en Santa Clara.
“No es que una sea escrupulosa, es que no hay quien se la tome. Es como beber de un charco”, asegura Norma, residente en la Carretera a Camajuaní; y para dar fe de sus palabras coge un vaso y lo coloca debajo de una de las pilas de su casa.
“Mira, y ya esa es la del tanque que tengo allá arriba que está más asentada, yo quisiera que tú vieras cuando entra directo de la calle”, dice mientras nos enseña el contenido.
Hace rato ella y sus vecinos vienen quejándose de la turbiedad del líquido sin recibir una respuesta convincente por parte de los directivos de acueducto.
“La última vez llené un pomo y se lo dejé al director con su secretaria, junto a los resultados de un examen de laboratorio, porque siempre nos decían que el agua a pesar de verse así era potable”, explica la trabajadora textil.
El resultado del test demostraba que, además de la presencia de partículas en suspensión y compuestos tóxicos, tenía una concentración de cloro superior a la recomendada, según le indicaron los especialistas de la Dirección Provincial de Salud Pública, donde se examinó la muestra. “Pero, no se dieron por enterados”, añade.
Ahora, a solo unos días de la visita del presidente Miguel Díaz-Canel a Santa Clara, durante la cual se analizó la pésima situación que atraviesa la ciudad con la distribución y calidad del agua, se ha decidido paralizar algunos sistemas de abasto con el fin de higienizar las plantas potabilizadoras.
Limpiar las plantas de tratamiento pudiera mitigar la situación, pero no asegurará la transparencia que el pueblo demanda
No obstante, Midiala Arencibia, funcionaria de la empresa de acueducto en Villa Clara, aseguró de antemano que los trabajos no lograrán purificar el agua, pues no disponen de la tecnología necesaria para conseguirlo. “Limpiar las plantas de tratamiento pudiera mitigar la situación, pero no asegurará la transparencia que el pueblo demanda”, explicó la directiva.
La suciedad del agua que se distribuye en Santa Clara está provocada por diferentes factores, que van desde las intensas lluvias de los últimos meses con el consiguiente desbordamiento de ríos, fosas y letrinas; hasta las roturas y los inútiles parches que se le hacen a un sistema de acueducto casi centenario.
Sin mencionar que la propia población pica las calles y perfora ilegalmente las tuberías para mitigar la sed a que les condenan los abusivos ciclos de distribución.
Aquí es muy común que una comunidad cualquiera se mantenga varios días y hasta semanas sin recibir el líquido, de modo que el desespero genera hechos delictivos que a la larga agravan la situación y provocan que un porcentaje mayoritario del agua bombeada se pierda por las averías del sistema.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un sistema de abastecimiento eficiente de agua potable solo puede garantizar una reducción de entre el 6 y el 21% de las enfermedades diarreicas, ¿qué podría esperarse, entonces, de un sistema como el de Santa Clara?
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