Vídeos relacionados:
La Universidad Internacional de la Florida (FIU) acogió este viernes el simposio Apoyando la democracia a través de la experiencia de otros, en el que se aportaron respuestas a la pregunta sobre qué hacer con la Seguridad del Estado cuando llegue la democracia a Cuba, partiendo de la experiencia de países como Rumanía o Rusia, que vivieron esa situación.
Según recoge Martí Noticias, el debate estuvo organizado por el Programa Vaclav Havel de Derechos Humanos y Democracia, el Centro de Estudios Cubanos (CRI) y el Centro de Investigaciones de la República Checa.
Lo más leído hoy:
Dos expertos que intervinieron, uno ruso y otro rumano, proponen la creación de leyes que obliguen a reformar los órganos de la Seguridad del Estado durante la transición y que se lleve ante los tribunales a los criminales. En Rusia y Rumanía no se hizo y ahí radican muchos de los problemas que arrastran estos dos países.
El experto Stefano Bottoni, del Centro de Investigaciones de Humanidades en la Academia de Ciencias de Hungría, explicó que en 1989 el Partido Comunista de Rumanía tenía 3 millones de militantes, de los que 14.000 eran miembros de la Seguridad del Estado y otros 400.000 eran colaboradores de los órganos represivos.
Bottoni apuntó que en Rumanía no se depuraron los órganos de la Seguridad del Estado por lo que los miembros de esos organismos fueron agentes activos en el proceso de privatización económica. Se vieron beneficiados, sobre todo, quienes se dedicaban al espionaje exterior por su manejo de idiomas. Por eso los primeros millonarios rumanos era ex miembros de la Seguridad.
Pero no todos los segurosos de Rumanía se hicieron ricos. Los que apostaron por la política se afiliaron a uno de los dos grandes partidos creados a partir de diciembre de 1989, uno de extrema derecha y otro de izquierda. A ambos se les relacionó con el lavado de dinero.
Paralelamente, los exiliados rumanos no jugaron un papel importante en la transición porque estaban divididos.
No ha sido hasta el año 2005 que se creó en Rumanía el Instituto para la Investigación de los Crímenes del Comunismo y la Memoria del Exilio.
Para Bottoni es importante educar a los ciudadanos y mostrarle los crímenes cometidos por el totalitarismo para que no ocurra lo que está pasando ahora en Rumanía: una encuesta reciente, de la firma IRES, arroja que el 66% de los encuestados asegura que vivía mejor antes de 1989 que ahora. Ese porcentaje supera al 60% que en 2010 dio esa misma respuesta.
Por su parte, el doctor en Filosofía Nikita Petrov habló de la experiencia rusa. Tras las desintegración de la URSS la KGB se dividió en varios departamentos y los represores de disidentes fueron separados de sus cargos, pero ninguno fue sometido a juicio.
Como en Rumanía, muchos agentes de la KGB pasaron a formar parte del gobierno y de las nuevas empresas. El ejemplo más claro es el de Vladimir Putin, que era coronel de la KGB y hoy es el presidente del país.
En 1992 se ilegalizó el Partido Comunista ruso, pero tampoco se le juzgó a sus cabecillas por los crímenes cometidos. De hecho, aún no se han divulgado los archivos secretos de la URSS y no se conoce la magnitud de la tragedia desde los tiempos de Stalin.
Archivado en: