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Mi profesión, que se extendió a casi cuatro décadas, me ha dado la posibilidad de conocer a grandes figuras del deporte, el arte, la cultura, en sentido general, de Cuba y el mundo.
Poder hablar con Rosita Fornés, María de los Ángeles Santana, Germán Pinelli, Enrique Santiesteban, Alicia Alonso, Sarita Montiel, Gilbertico Santarosa, Massiel, así como a atletas de talla universal siempre formará parte de ese orgullo que una siente, que una lleva por dentro, y que solo nos dejará cuando no estemos.
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Precisamente con una de esas inmensas figuras del arte universal me honro de conversar hoy, con la excelsa directora, coréografa, maestra, Lizt Alfonso, ceramista de la danza, a quien considero una amiga de inenarrable valía.
Es bien difícil conversar cinco minutos con tranquilidad con esta mujer, buena vibra, trabajadora, cuya mente y corazón no descansan, siguiendo paso a paso el trabajo de sus discípulos; por eso lograr ésta, para mí corta entrevista, tengo que aceptarla como un gran premio.
En una ocasión Rodolfo García (mi colega, narrador deportivo de la TVC) y yo te entrevistamos por los 50 años de las Series Nacionales y surgió esta interrogante.
¿Qué sucede en un ensayo cuando los cubanos están en un Clásico Mundial de Béisbol, Industriales juega con Pinar decidiendo un Campeonato o hay Juegos Olímpicos?
“Ah, esta pregunta tuya es buenísima. Lo primero que te cuento es que el deporte no es lo mío; ya sabes que es la danza y el arte, pero, eso no significa que los miembros de la Compañía sean así. ¡Para nada!.
“Muchos de ellos siguen paso a paso todo lo que a deportes se refiere. Así que van detrás de cada jonronazo, de cada carrera de atletismo, etc, de Cuba y de otros deportistas y equipos del mundo a los que admiran. Discuten entre ellos, según sus puntos de vista y criterios, y como buenos cubanos, está de más decir que lo hacen de forma apasionada y siempre cada uno tiene la razón.
“Hay muchas anécdotas, muy lindas sobre este tema, pero ahora me viene a la mente una vez que estábamos de gira por Estados Unidos y estaba llevándose a cabo la Serie Nacional de Béisbol. ¡Alabao! ¿Qué era aquello?
“Cuando llegábamos a los teatros nadie dejaba de hacer su trabajo y muy bien hecho, durante los montajes y los marcajes de espacio, pero una vez cada cierto tiempo, Armando González, nuestro Chinito (es el sonidista de la compañía desde hace más de 20 años), estaba autorizado a poner en vivo, para todos, la transmisión que ustedes hacían por radio.
“Ya una vez que comenzaba el proceso de concentración de la compañía para la función, se cerraban las transmisiones y al finalizar nuestra presentación, el Chino daba el parte actualizado, y no vieras tú la que se armaba. Hay otra anécdota muy cómica.
“Fue un día que llegamos al hotel en Fayetteville, Estados Unidos también y estábamos todos con las maletas, hospedándonos, tú sabes. Y de pronto llega El Pato Johnson, el famoso corredor, y se va a subir al elevador y una de las bailarinas, que no sabía quién era, le dijo que si por favor la podía ayudar con la maleta. Te imaginarás, él super caballeroso la ayudó, y ella, en Belén con los pastores. Los demás corrieron a pedirle una foto porque algunos sabían quién era: ¡una estrella del deporte universal!
“En lo personal admiro mucho al bicampeón olímpico y vicepresidente de la IAAF, Alberto Juantorena, que cuando corría, toda Cuba corría con él, al trimonarca olímpico Teófilo Stevenson, a quien también conocí, (y eso sí me gusta, tú ves, el boxeo, lo heredé de mi abuelo), al recordista mundial y también titular olímpico Javier Sotomayor, tan elegante y distinguido en cada una de sus conquistas.
“Aurelia Pentón (Yeya), una gran mujer y deportista a quien tuve la oportunidad de conocer. Pienso que hoy, tanto Ana Fidelia Quirot, como Débora Andollo, Lourdes Medina, todas las Espectaculares Morenas del Caribe, son herederas de una estirpe de grandes mujeres del deporte cubano que no siempre son reconocidas y apoyadas en la dimensión que se debería, como lo que son: ¡orgullo de una nación!”
Y eso que no sabes nada de deportes. Si llegas a saber estarías dirigiendo el INDER. ¡En fin!
¿Cuál es tu procedencia? ¡Vienes de una familia con raíces artísticas? ¿Actualmente casada?
“Nací en el Hospital Nacional, el 25 de agosto de 1967. Viví durante 21 años en el Reparto Monterrey en San Miguel del Padrón, en una casa que compraron mis abuelos, ella profesora de Español y Literatura, quien me enseñó a leer y entender, y él, dirían hoy, un emprendedor, un hombre de negocios que de la nada llegó a tener algo, además de esta familia.
“Mi mamá, habanera, era una secretaria genial, y es una madre muy amorosa. Mi padre, de Matanzas era economista. Ambos padres ya están jubilados, pero siguen siendo esencia en mis días, al igual que mis abuelos, donde quiera que estén.
“No somos muchos, pero hay más, imprescindibles también y que hacen de esta una familia muy especial que agradezco por tener: el Tío Carlos, la Tía Teresita, mi Juan Carlos, compañero de toda la vida (34 años unidos), mis sobrinos, el sobrino-nieto, los primos y los amigos desde la infancia que son familia. También todos los grupos de bailarines y trabajadores que han pasado por la compañía, los considero la familia de Lizt Alfonso Dance Cuba.”
¿Cómo das tus primeros pasos en el ballet? ¿Siempre el ballet, nunca, por ejemplo, la gimnasia rítmica o cualquier otro arte?
El ballet siempre fue mi pasión
“El ballet siempre fue mi pasión. Pero llevas razón. Sí me presentaron a examen de gimnasia con una amiguita y no lo aprobé. También asistí a clases de apreciación de las artes plásticas en El Museo Nacional de Bellas Artes, desde lo cuatro años, con los profesores Morriña y Katia.
“Él fue un gran maestro de la Universidad de la Habana que hace poco perdimos y ella es hoy la directora del Museo de Artes Decorativas. ¿Que privilegio verdad?
“¡Cuántas bendiciones recibidas a lo largo de la vida por las que dar las Gracias! A esa misma edad tomé mi primera clase de ballet con la maestra Carmen Mary en el Reparto Flores, aún coincidimos de cuando en vez.
“Y ya después pues a L y 19, la Escuela Provincial de Ballet, que le pusimos nosotros Alejo Carpentier, digo los que estudiábamos allí en esa época: Galina Álvarez, José Manuel Carreño, Yicet Capallejas, Amarilys Nuñez y Jacqueline Arenal (grandes actrices hoy en día), y muchos más.
“Antonio Palacios y su esposa, dos grandes de la historia del teatro lírico, zarzuela y opereta en Cuba, aunque eran españoles, ambos, muy amigos de mi familia, siempre quisieron que estudiara, desde pequeña, danza española, pero yo insistía en el ballet. ¡Igual!... la danza española llegó a mí, era mi destino.
¿Naciste para bailar?
“Eso pensaba yo. Pero la vida con su gran libro, pleno de caminos diversos, me he demostrado que más que para bailar, tenía o tengo una cierta encomienda que tiene que ver con enseñar, educar, transmitir, demostrar, crecer, luchar.
Más que para bailar, tenía o tengo una cierta encomienda que tiene que ver con enseñar, educar, transmitir, demostrar, crecer, luchar
“Es como un sino de vida: sueñas, libras batallas para lograr que esos sueños se hagan realidades; te caes, te levantas, y vuelves a comenzar cada vez por un sueño nuevo, pero casi siempre con el anterior hecho realidad, demostrado. Creo que nací para dar.”
Creo que nací para dar
¿Tus inicios, tus primeros estudios, tus primeros maestros?
“Lo que ya te conté con cuatro años. Después, la Escuela Primaria Conrado Benítez y el semi internado Bernardo Posse en San Miguel del Padrón. Hacía coreografías con mis compañeros y ganaba premios en festivales pioneriles.
“Ya estudiando ballet, me presenté al examen de la Escuela de Ballet con nueve años y no me aceptaron. Me quise morir. Y mis padres me llevaron a ver a Laura Alonso (la hija de Alicia y Fernando) y con ella comencé un fuerte entrenamiento para volverme a presentar a examen junto a otras compañeras.
“Después de mucho esfuerzo lo logramos. Entré en la escuela. Y allí seguía haciendo coreografías con mis compañeras, con las que aún hoy, donde quiera que estén (porque viven en distintos países, la única que queda en Cuba soy yo), nos mantenemos muy unidas. Como dice el dicho: amigas del ballet, amigas para la vida.
“¿Maestros? Laura Alonso (a ella le debo mucho no solo de sus enseñanzas del ballet, sino de la vida); Wanda, María Elena del Frade, Silvia Rodríguez, que fueron mis profesoras de L y 19, la escuela de ballet.
“Las maestras de música, de francés, de todas las asignaturas de la docencia, la directora de la escuela, Doris Téllez. Es que coincidimos en la escuela, en la parte de la escolaridad, muchos artistas que hoy son grandes. Mira, de los músicos: Orlando Valle (Maracas), Lázaro Dagoberto (el violinista de la Aragón), los hermanos Cordobí, y un etcétera largo.
“De los plásticos: Belkis Ayón, Alejandro Arrechea, Lázaro Saavedra, Tania Bruguera, Sandra Ramos, Eric Gras, etc, etc, etc… Muchacha, aquello era un hervidero de arte y creación. Y sobre todo nos ayudábamos unos a los otros, hasta en el Instituto Superior de Arte que fue donde cada uno terminó los estudios para comenzar la vida profesional y momento en el que se sumaron otros compañeros de estudio que después se volvieron artistas de nombre: Carlos Varela, Polito Ibañez, Héctor Noas, Larisa Vega, Yamirita, Vladimir Cruz, y muchos más.”
A pesar de tu pasión por el Clásico te haces grande en el ballet español. ¿En cuántas compañías, y cuántos años bailando?
“No bailé en ninguna compañía. Fui escogida para integrar el Conjunto de Danzas Españolas del Gran Teatro de la Habana, por la maestra Olguita Bustamante, pero como me coincidió con el último año de mi carrera de Teatrología y Dramaturgia en el Instituto Superior de Arte, no acepté.
“Ensayé y me preparé, pero no bailé, aunque ella me distinguía mucho, le gustaba cómo bailaba. Después de graduada fui a ProDanza, una vez más bajo la dirección de Laura y allí junto a la Joven Guardia, bailé y coreografié algunas creaciones de danza española y de otros estilos.
“También fui parte del equipo que editaba la revista ProDanza, era profesora de Danza Española y fui la directora de la Escuela-Taller que tenía la maestra Laura, en el Gran Teatro de La Habana, donde se impartía ballet, danza española y actuación.
“También me acerqué al equipo del Ballet Teatro de la Habana, cuando se creó bajo la dirección de Caridad Martínez, y a algunos proyectos más, pero no pertenecí a compañía alguna.
“Cuando creé en 1991 Danzas Ibéricas, antecedente directo de lo que es hoy Lizt Alfonso Dance Cuba fue que bailé, pero lo hice solo hasta 1998, porque no quería que el público fuera a ver bailar a Lizt Alfonso, quería que fueran a ver a la Compañía, es decir, me quité del medio a voluntad y al final logré el objetivo.”
No quería que el público fuera a ver bailar a Lizt Alfonso, quería que fueran a ver a la Compañía, es decir, me quité del medio a voluntad y al final logré el objetivo
¿Cuándo comienzas en tu bregar personal con tu compañía? ¿Cuántos esfuerzos, cuánta dedicación, cuántas niñas que hoy son mujeres moldearon tus manos, tu sapiencia?
“El camino ha sido largo y muy difícil. Lo sigue siendo hoy, lo que el sentirte respetada y querida por el público te compensa. Al principio fuimos independientes durante muchos años, 9 ó 10. Así que no nos dejaban presentarnos en ningún lugar, nos llegaron a considerar hasta 'contrarrevolucionarios', esa palabra tan llevada y traída por la mediocridad según sus conveniencias.
“Pero un periodista del diario Granma, amigo y devenido consultor, Omar Vázquez, me dijo: 'tú sigue adelante y demuestra que tienes algo diferente que decir y verás que poco a poco las puertas se abren' ¡Y así ha sido!.
“Andábamos como los gitanos de un lado a otro, no teníamos donde ensayar, ni dónde comer, recuerda que estamos hablando de 1991 en adelante, eso es el período especial, muy duro.
“Y qué hablar de los vestuarios, la escenografía, los instrumentos musicales; siempre hemos tenido que buscar casi todo (por no ser totalitaria), nosotros mismos. Por ejemplo, todo el calzado que utiliza la compañía en sus presentaciones, lo suministra la misma compañía.
“Y así se pudiera conversar de muchos aspectos. Como mismo te digo que hemos tenido grandes apoyos, una vez demostrada la capacidad para desarrollar el proyecto.
“La Sociedad Estudiantil Concepción Arenal, nos abrió sus puertas cuando todos las cerraban, la Oficina del Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal y su equipo de trabajo; bueno, por algo estamos en la Habana Vieja profunda, fíjate, no en la zona turística; Fidel, que nos apoyó cuando nos conoció y a quien le debemos la decisión de otorgarnos el edificio en el que desde hace 14 años nos desarrollamos y el visto bueno para desarrollar un proyecto que, como él mismo comprobó, ya funcionada a paso grande y constante.
“Y ya, posteriormente, a los que les corresponde: Ministerio de Cultura, Consejo Nacional de las Artes Escénica y el Gran Teatro de la Habana. A algunos patrocinadores como Suchel Camacho, Air France, Havana Club, Habanos, entre otros muchos.”
Todo eso en pos, no soólo de la danza y la compañía en sí, sino de hacer seres humanos capaces y dignos. Que lo digan sino los Talleres Vocacionales y en sí, todo tu sistema de enseñanza.
“El proyecto educacional de los Talleres Vocacionales hasta la carrera Profesional (que se le llama Unidad Artístico Docente), es grande y por él, a través de los 27 años de creado, han pasado miles de niños y niñas que hoy están en diferentes posiciones en la sociedad cubana y de otros países.
“Todos ellos son gente de bien, con objetivos de vida, con preparación y fortaleza para llevar adelante lo que se propongan. Los que se convierten en profesionales, comienzan con nosotros con seis años y terminan con dieciséis o más al volverse profesionales de la danza dentro de la misma compañía.”
¿Colaboradores principales? ¿Cómo eres en cuanto a nivel de exigencia, disciplina? Yo doy fe del respeto que sienten hacia ti, pues te ven no solo como directora sino como amiga y profesora.
“LADC tiene un equipo de trabajo comprometido y ascendente. Yadira Hernández, fundadora, hoy regisseur, maitre, ensayadora, coreógrafa; Diana Fernández, que llegó a la compañía en 1996 y ocupa los mismos cargos que Yadira; Claudia Valdivia, que entró en la compañía en el 2000 y que llegó a ser primera bailarina y hoy comparte igualmente las responsabilidades de Yadira y Diana, además de Lury Dorta que se encarga de la organización de los propios regisseurs.
“Regisseur es una palabra de origen francés que significa regidor. En el ballet y la danza, el regisseur es la persona encargada de organizar el trabajo de los bailarines, sus horarios, clases, disciplina, etc. Nosotros tenemos un regisseur para cada grupo de bailarines. Normalmente es un bailarín, ya retirado, aunque puede estar en activo también. Tenemos ambos casos.
“Armando González, que se incorporó como sonidista en los inicios y aún hoy nos acompaña con su saber. Juan Carlos Coello, mi compañero en la vida, fundador también de la Compañía y quien lleva una gran parte y responsabilidad del trabajo, para que los demás nos podamos dedicar a crear, que es nuestra razón de ser.
“También hay más personas implicadas, un pequeño equipo que hace funcionar algo que es grande y abarcador porque tiene Talleres Vocacionales, Escuela profesional, equipo técnico, grupo musical, equipo de profesores-entrenadores y coreógrafos, y el cuerpo de baile que integra la compañía profesional.”
Funcionamiento impecable el de la compañía de Lizt. La ya histórica sede, allende al Arco de Belén y frente al colegio del mismo nombre, abre sus puertas de lunes a viernes de 9.00 AM a 9.00 PM: jornadas pletóricas de esfuerzo, de sudor, de trabajo, que también tienen sus Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales.
“Pues sí, porque el aplauso por nuestras puestas en escena es bien parecido a eso. En temporadas de presentaciones en los teatros, tanto en Cuba como en el exterior (somos muy queridos en muchos países de los cinco continentes), el aplauso es nuestra mayor conquista, la principal medalla”.
El aplauso es nuestra mayor conquista, la principal medalla
Todo lo que has hecho es grande, pero una de las cosas que más me impresionan son tus cursos de verano, ¿desde cuándo, cuántos niños, vienen de todas las provincias?
“Los Cursos de Verano que hacemos desde hace muchos años, son para que los niños y jóvenes en sus vacaciones puedan seguir aprendiendo más sobre lo que les gusta, a la vez que le das la oportunidad a los padres de que puedan ir a sus trabajos y saber a sus hijos en buenas manos.
“Vienen de toda Cuba y también de otros países. Y con los años ha alcanzado un nivel que hace pensar en lo mucho que ha aportado esta idea a la obra social de la compañía a la vez de la profesional. Cada vez más estudiantes de otras latitudes quieren sumarse a estos cursos.”
Hace unas semanas disfruté de la puesta en escena de una de tus maravillosas obras, y además de disfrutar el ir y venir de tus bailarines por el escenario del Gran Teatro, pude observarte de cerca: ¡no pierdes un detalle!
“No me doy el lujo de perder ni un detalle de nuestras puestas en escena y de cómo avanza cada uno de los intérpretes en sus ejecuciones, los detalles son siempre la clave del éxito.”
No me doy el lujo de perder ni un detalle de nuestras puestas en escena y de cómo avanza cada uno de los intérpretes en sus ejecuciones, los detalles son siempre la clave del éxito
Empezaste con el baile español, pero poco a poco, además de imbricarte con el teatro musical (Amigas por ejemplo), has hecho que nuestras principales raíces, negros y blancos, africanos y españoles, música batá y andaluza se fundan en una sola muestra. ¿Cómo lo ideaste, cómo surgió en ti? ¿Técnicas que empleas?
“Esto es algo natural que viene en el ADN, digo yo. Es algo auténtico que crece dentro de uno y brota de forma natural y espontánea. Por eso no ves las costuras de la danza y música fusión que hacemos.
“Mezclamos el ballet, la danza española, los bailes afrocubanos y los populares cubanos y cuanto estilo y técnica nos sirva para expresar quiénes somos y de dónde venimos los cubanos. Y fue una visión al año de haber comenzado la compañía.
Mezclamos el ballet, la danza española, los bailes afrocubanos y los populares cubanos y cuanto estilo y técnica nos sirva para expresar quiénes somos y de dónde venimos los cubanos
“No quería ser quien imita, sino quien crea. Es el resultado del aprendizaje en toda la vida, paso a paso y que incluye, por supuesto el estudio de la teatrología y la dramaturgia también. Por eso podemos enfrentar un espectáculo danzario como Fuerza y Compás y Alas o unos musicales como Vida y Amigas.”
Confieso que a mí me enloquecen estas obras, sobre todo por la necesidad de rescatar aquel teatro musical que tanto seguía yo de niña y adolescente y que ahora brilla por su ausencia.
¿Personalidades de la danza mundial que te sirvieron de ejemplo? ¿Alicia, Josefina, Antonio Gades?
“Alicia Alonso es fuente de inspiración total desde la niñez; en su ejemplo nos formamos. Y a partir de ahí, son fuente y caudal bailarines, coreógrafos y maestros de Cuba y el mundo a los que admiro y respeto por su obra: Fernando Alonso, Alberto Alonso, Alberto Méndez, las cuatro joyas del ballet cubano: Josefina, Loipa, Aurora y Mirta; las tres gracias: Ofelia, Amparo y Rosario (Charín); Jiří Kylián, Merce Cunningham, Paul Taylor, Twyla Tharp, Antonio, el bailarín y coreógrafo español, después Gades, la lista es interminable… Luego los pintores, los músicos, y muchos artistas más venerados desde mi niñez.”
¿Países no recorridos? porque son muchos. ¿Funciones que más han impresionado, desde Qatar hasta Holanda, desde Beijing hasta New York?
“Hemos recorrido los cinco continentes y en cada uno de los países donde nos hemos presentado las personas nos acogen con complicidad total, desde los holandeses a los chinos, los norteamericanos o los neozelandeses, los sudafricanos a los canadienses, es maravilloso cómo se contagian con nuestros espectáculos. “
¿Qué te aportó Bailando en Cuba, programa televisivo de gran pegada que ya realizó su segunda temporada, así como trabajar en el jurado con una personalidad como Santiago Alfonso y con la coreógrafa Susana Pous?
“Bailando en Cuba 1 y 2 ha sido una experiencia hermosa y emotiva. Lo primero es que lo dirige un joven que conozco hace años y que tuvo a su cargo la filmación del espectáculo por el vigésimo aniversario de la Compañía (LADC) en el teatro Karl Marx, Manolito Ortega.
“Él llegaba en ese momento de Santiago de Cuba, su tierra y me pareció que tenía garra. No me equivoqué. Está secundado por un equipo de trabajo que comienza en su casa, en su familia y se extiende a todo su colectivo. Se rodea de gente inteligente, creativa, capaz y entregada.
“También tiene el apoyo de RTV Comercial que cubre, desde el punto de vista económico, las necesidades de una producción como ésta. Cuando me llamó para ser parte del jurado me encantó la idea.
“Quizás algunos pensaron que iba a ser la mala de la historia porque tengo fama de exigente, rigurosa, detallista, etc. Pero tú puedes ser todo eso sin ser desagradable, dando a cada concursante su lugar.
“Ya el hecho de presentarse en una competencia es algo que, por ejemplo, yo no haría y les aplaudo el arresto. A partir de ahí lo que corresponde es seguirlos, apoyarlos, educarlos y, sobre todo, demostrarles que esto es más que un concurso, es una profesión digna que te puede llenar la vida, siempre y cuando tú sepas encausarla.
“Y si antes de llegar al programa, me sentía ya querida y reconocida por las personas en general, hoy me he vuelto popular y eso es muy lindo, saberse querida por tu gente, uf, muy lindo. Gratitud total hacia el proyecto, sus realizadores y nuestro público.
“Estar al lado de Santiago es siempre un honor. Es un maestro, de los de verdad, y cada día de concurso, nos demuestra antes, durante y después de la filmación que hay mucho que aprender sobre la historia y la práctica de la danza en Cuba y que podemos hacer más.
“Susana es una coreógrafa y directora que conozco desde que su hijita mayor era pequeña. He seguido todo su trabajo a través de los años y la admiro como creadora y como mujer. Tenerla en Bailando nos da otra óptica, otra perspectiva.
“Y no me dejes fuera a la maestra Lourdes Ulacia, que ha cubierto en los momentos que alguien se va de gira (en este caso Susana) y por quien siento una gran respeto, por su conocimiento, integridad y perspectiva a la hora de analizar cada ejecución. Ella es también amiga y la compañera de vida de ese grande de la TV cubana que es José Ramón Artigas.”
Se me han quedado en el tintero muchas interrogantes: en su extensa carrera, su mejor momento como bailarina y el más espectacular como directora, coreógrafa, número de bailarines que componen la compañía y desde cuándo han entrado varones, mejores presentaciones, vínculo con X Alfonso y otros talentosísimos músicos y compositores, pero eso quedará para la próxima entrevista porque de algo sí estoy segura: con Lizt no te cansas de hablar, de escuchar, de maravillarte, y si algo me quedó por hacer en mi vida como realizadora y periodista es un documental sobre su compañía y su vida. Por ahora, aquí les regalo esta entrevista que finalizo con una pregunta, cuya respuesta encierra toda su grandeza.
¿Hacia dónde va Lizt Alfonso?
“Voy hacia donde me lleven mis alas, hacia donde indique la intuición seguida del conocimiento, el deseo, el trabajo y la entrega. Amo lo que hago y espero que las alas puedan volar por siempre.”
Amo lo que hago y espero que las alas puedan volar por siempre
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