La segunda boda real en lo que va de año se celebró este viernes 12 de octubre y unió a Eugenia de York y Jack Brooksbank en la capilla de San Jorge, siguiendo los pasos de los Duques de Sussex, Meghan y Harry.
El enlace matrimonial de la nieta de la reina Isabel II y el empresario británico estuvo detalladamente planificado, pero hay cosas que ni los mejores organizadores ni el más exquisito protocolo puede prevenir. En este caso, lo que nadie se esperó fue el fuerte viento que ocasionó momentos divertidos y embarazosos durante la entrada de los invitados al Palacio de Windsor.
La caída de dos niños, pamelas y vestidos volando e incluso ropa interior al aire fueron provocados por el inoportuno viento y registrados por la prensa invitada.
Prácticamente nadie se pudo librar de sufrir las consecuencias de las fuertes ráfagas de viento, que complicaron la vida de muchos de algunos de los presentes, quuienes tuvieron que recorrer algunos metros en busca de alguna prenda que salió volando y caminar agarrándose pamelas, vestidos e incluso sacos.
A pesar de los embates del tiempo, la princesa Eugenia, de 28 años, tuvo su boda de ensueño ante más de 800 invitados con Brooksbank, de 32 años, representante británico de Tequila Casamigos, la firma de George Clooney.
La novena en la línea sucesora del trono, lució un hermoso y elegante vestido de manga larga del diseñador británico Peter Pilotto, sin encaje y muy entallado en la cintura, con escote delante y detrás. Además, adornó su cabello con una tiara con una gran esmeralda que le prestó la reina Isabel II.
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