Ana Elizabeth Torres Cueto, estudiante de Microbiología en la Universidad de La Habana, ya no sabe qué hacer con el peligro que representa para su familia un edificio en peligro de derrumbe que en cualquier momento le caerá encima a su casa. Ahora ha escrito a la prensa oficialista para denunciar su situación.
Según cuenta hace más de 20 años ese edificio está declarado inhabitable pero nadie hace nada al respecto y ya le han caído escombros a su vivienda en varias ocasiones.
Ella vive en una casa de puntal alto ubicada en Trocadero, No. 263 altos, entre Águila y Amistad, en el municipio Centro Habana. Al lado (Trocadero No. 265) hay un edificio que lleva dos décadas declarado como inhabitable.
“El edificio que colinda con mi vivienda por el lado derecho está declarado como inhabitable e irreparable con derrumbes grado A y B, según los dictámenes técnicos desde el año 1998”, cuenta
“El gran problema es que este tiene tres pisos de puntal alto, y mi casa corresponde a una planta, también de puntal alto a la que se le hizo un medio punto, es una construcción del año 1890, y el techo es de vigas de madera y losas, por lo que no soporta el embate de la caída de un edificio desde esa altura y con esa velocidad”, agrega.
Desde 1999 la abuela de Ana comenzó los trámites en Vivienda para resolver la situación pero a estas alturas el edificio sigue ahí, cayéndose en trozos sobre su casa.
“Desde entonces ha habido innumerables desprendimientos de este edificio sobre mi casa, causando daños y en una ocasión hasta murió el perro de mi abuela. En ninguno de esos momentos recibimos ayuda siquiera para recoger los escombros, a pesar de haber ido a todas las instancias correspondientes”, cuenta.
Según explica la joven en agosto de 2017 se cayó una parte del balcón del tercer piso y este desprendió a su vez el del segundo nivel. Cuando ellos fueron a notificarlo la respuesta fue surreal.
“En las oficinas de Secons nos dijeron que vendrían a apuntalar, pero que en ese momento no había madera. Luego de otra larga espera, cuando regresamos a preguntar, un viernes, precisamente, nos dijeron que el lunes harían el apuntalamiento, porque ya había entrado la madera, por lo que ese lunes nos mantuvimos todo el día a la espera de algo que tampoco sucedió. El martes volvimos para preguntar qué había sucedido y sencillamente nos respondieron que ya se había acabado la madera”.
Por si fuera poco, el 20 de mayo de este año hubo otro desprendimiento y los escombros cayeron sobre el cuarto de la joven que en ese momento estaba vacío por lo que no hubo que lamentar heridos.
El 8 de junio enviaron a un equipo para la demolición del edificio pero estos fueron sin los instrumentos, de modo que todo sigue igual.
De acuerdo a su testimonio en esta época el edificio “ha sido ocupado ilegalmente por personas que ya han sido reubicadas, en disímiles ocasiones”. Además de ello le han robado losas, ladrillos y ventanas “debilitando aún más la estructura”, explica.
“¿Qué más hay que esperar en un caso como este, con peligro para la vida de una familia?”, concluye su carta.
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