Jair Bolsonaro, el presidente electo de Brasil, tiene en sus planes ampliar la política exterior del país y acercarlo a países que fueron relegados durante los Gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff, lo que supone al mismo tiempo alejarlo de países como Cuba o Venezuela.
"Dejaremos de alabar dictaduras asesinas y de despreciar o incluso atacar democracias importantes como la de Estados Unidos, Israel e Italia. No haremos más acuerdos comerciales espumosos o entregaremos el patrimonio del pueblo brasileño a dictadores internacionales”, ha señalado Bolsonaro en el plan de Gobierno que presentó ante la justicia electoral.
Desde que estaba en campaña, Bolsonaro siempre mostró interés por acercarse a países desarrollados que fomenten el comercio exterior de Brasil, y ha sido un férreo enemigo de mantener vínculos con gobiernos de países como Venezuela o Cuba, que considera que no agregan valor económico y tecnológico al país.
Bolsonaro, quien en reiteradas oportunidades ha resaltado su intención de impulsar el libre comercio con otras naciones y promover la inversión extranjera para disminuir el desempleo, declaró ayer que su política exterior acabará con las "tendencias ideológicas" y acercará a Brasil a los países más desarrollados y recuperará el "respeto internacional".
"Queremos, sí, aproximarnos a varios países del mundo sin connotaciones ideológicas y por eso tenemos la necesidad de un buen ministro de Relaciones Exteriores que converse con todo el mundo", afirmó, tras haber recibido la felicitación del presidente norteamericano, Donald Trump, a quien admira.
También se ha sabido que el Mercosur no será prioridad para el nuevo Gobierno porque el bloque conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay fue constituido como una entidad "totalmente ideológica".
En todo caso, Brasil afronta un nuevo rumbo político desde ayer con la victoria del ultraderechista, quien se impuso en la segunda vuelta de los elecciones presidenciales a su rival de izquierda, Fernando Haddad.
Sus primeras palabras tras confirmarse la victoria dejaron claro que la dirección del país carioca experimentará un cambio radical.
"No podemos continuar coqueteando con el socialismo, el comunismo, el populismo y el extremismo de izquierda (...) Vamos a cambiar el destino de Brasil", dijo Bolsonaro en un discurso en el que también prometió eliminar la corrupción y frenar un repunte de los delitos violentos.
"Todos ustedes son testigos de que este gobierno será defensor de la Constitución, la libertad y de Dios", añadió.
Bolsonaro recibió el 55,2 % de los votos en la segunda vuelta frente al 44,8 por ciento de su rival de izquierda, Fernando Haddad, según el Tribunal Superior Electoral (TSE).
El ascenso del congresista de 63 años fue impulsado por el rechazo al izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), que dirigió a Brasil durante 13 de los últimos 15 años y fue desbancado hace dos años en medio de la peor recesión y el mayor escándalo de sobornos y corrupción en la historia del país.
Miles de partidarios de Bolsonaro aplaudieron y lanzaron fuegos artificiales fuera de su casa en el lujoso barrio de Barra de Tijuca, frente a la playa de Río de Janeiro, cuando se anunció su triunfo.
El sonido de las bocinas de los autos también reinó en Sao Paulo en señal de alegría por el triunfo electoral del capitán retirado del Ejército.
Las últimas nueve elecciones presidenciales en América Latina dejaron triunfos de los candidatos liberales identificados con la derecha (Argentina, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Honduras, Paraguay y Perú), con la única excepción del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que ganó en julio en México.
El candidato a la presidencia de Brasil Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), prometió mandar a 14.000 profesionales cubanos del programa Más Médicos de regreso a la Isla.
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