Lázara Planas vive desde hace dos años y medio con su esposo y sus dos hijas en Trinidad y Tobago, uno de los pocos países que no exigen visado a los cubanos. Desde hace 22 meses ella y su familia tienen concedido el estatus de asilo político, tramitado por el Alto Comisionado de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), pero se sienten secuestrados en un país que, en su opinión, se está saltando sus compromisos internacionales.
"Somos más de 2.000 los cubanos y venezolanos con estatus de refugiado en Trinidad y Tobago. Hasta el 31 de julio éramos 481. Este país nos rechaza por ser hispanohablantes. Somos acechados y asaltados constatemente. Acnur no nos ayuda. Para sobrevivir tenemos que trabajar y como no tenemos permiso de trabajo, nos encarcelan. Suelen ir a buscarnos a los sitios donde saben que nos reunimos los latinos. Irrumpen en las rentas y se los llevan. También en el transporte público o en los trabajos", explica esta refugiada cubana a CiberCuba.
Cuando cubanos y venezolanos en busca de asilo son detenidos en Trinidad y Tobago los agentes de Inmigración les toman fotografías y los encarcelan injustamente, según Lázara Planas. "Representamos un símbolo monetario", dice en referencia a los abogados que están haciendo dinero con su sufrimiento.
Para demostrarlo han conseguido sacar vídeos y fotos de las cárceles donde son recluidos y a los que ha tenido acceso CiberCuba. Uno de los cubanos que aparece en el audiovisual habla de un terremoto que vivieron tras las rejas. Cuenta que los agentes de Prisiones salieron huyendo y se pusieron a salvo, dejándolos a ellos encerrados.
Dentro de las prisiones, la desesperación es máxima.
Niños refugiados sin escolarizar
Como el estatus de refugiado no les permite trabajar legalmente en Trinidad y Tobago, los niños cubanos y venezolanos no pueden ir a la escuela. Las autoridades locales les han quitado los pasaportes a todos los beneficiarios de asilo y eso les impide marcharse a otro lugar. Están a la espera de que Acnur los reasiente en otro Estado que les admita.
El primer ministro trinitense Keith Rowley, ya avisó en abril pasado que, dada la cercanía con Venezuela, no va a permitir que su país se convierta en un campo de refugiados.
En opinión de Rowley, Trinidad y Tobago ayuda "como es capaz de hacerlo", teniendo en cuenta que son una pequeña isla con 1,3 millones de habitantes. "Por lo tanto, no podemos y no permitiremos que los voceros de la Organización de Naciones Unidas nos conviertan en un campo de refugiados", recalcó en declaraciones recogidas por El Nacional.
En una prisión de máxima seguridad
"La ayuda a los refugiados no llega a nosotros. Necesitamos que el mundo conozca nuestra situación. Este país es sólo de tránsito porque es muy pequeño y no nos reasientan. Aquí hay cubanos que llevan cinco años en la misma situación. Nos tienen presos. Al tratar de trabajar para pagar las rentas nos detienen y somos encarcelados. Sólo queremos vivir en libertad y como seres humanos", apunta Lázara Planas a CiberCuba.
Cubanos y venezolanos están siendo recluidos en centros de inmigrantes y otros, incluso, han sido trasladados a una prisión de máxima seguridad como criminales peligrosos, acusados de entrar ilegalmente en Trinidad y Tobago, permanecer ilegalmente en este país o trabajar al margen de la ley. En realidad, su único delito es haber solicitado protección internacional, pese a que el Gobierno trinitense firmó en 1993 la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde figura el derecho al asilo.
También hay presos bajo el régimen de presentación (una vez al mes), con pasaportes retenidos y a la espera de juicio. No pueden trabajar, pero necesitan dinero no sólo para comer o alquilar casas. También para pagar abogados e intérpretes fiables. Muchos se están enfrentando a sanciones de entre 300 y 8.000 dólares.
"Estas multas son ilegales. Si no hay una legislación en materia especial no puede existir un sistema de sanciones en materia especial", se queja Lázara Planas, que asegura que todo está ocurriendo bajo la mirada complaciente de Acnur en Trinidad y Tobago.
"Alzo mi voz por esos que hoy no tienen voz; por los cientos de jóvenes, niños y adultos cubanos y venezolanos que estamos viviendo un calvario en esta isla. Nos tienen secuestrados aquí. Separados de nuestras familias. Pedimos a Trinidad y Tobago que cumpla con sus compromisos internacionales", concluye, en declaraciones a CiberCuba.
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