La Habana, 21 nov (EFE).- Expresiones como "familia", "lazos de sangre" o "historia común" se repiten cuando estos días se le pregunta a cualquier cubano qué le parece que el presidente Pedro Sánchez visite esta semana la isla, en el primer viaje de un jefe del Gobierno español en 32 años.
Los isleños no reprimen su alegría cuando se les pregunta por España, y recalcan que su principal deseo es que las relaciones entre los dos países sean tan intensas como los vínculos históricos y de sangre que los unen.
Miles de españoles que ya vivían en Cuba o que llegaron para luchar contra los ejércitos cubano y estadounidense en la Guerra de Independencia permanecieron en la isla tras la derrota ibérica y la pérdida de la colonia en 1898. A ellos se sumó la cuantiosa migración por la Guerra Civil y la penosa posguerra a mediados del siglo siguiente.
"Cuba y España son un solo pueblo", afirma a Efe Javier Blanco, un jubilado de 80 años con una hija viviendo en tierras ibéricas y que afirma que la música española le "vuelve loco" y lo baila "todo".
Blanco, que en unos meses cruzará el Atlántico para ver a la familia, asegura que ir a España "es como haber vivido de nuevo".
Y es que la "parentela" es la clave de las relaciones entre España y Cuba, palabras mayores para un pueblo que aunque acoge con sus contagiosos alegría y sentido del humor -tan similar a la "retranca" andaluza- a todo el que llega, se viene arriba cuando se menciona a la antigua metrópoli.
Sea en Madrid, Barcelona, La Coruña, Málaga o Valladolid, es difícil encontrar a un cubano que no tenga a un pariente en España, o que no descienda de uno de los miles de españoles que se quedaron en la isla en 1898.
En marzo de 2015 la histórica visita del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, fue recibida con entusiasmo por el lado más pragmático de los cubanos, el del exhausto bolsillo, ante una potencial mejora de la economía, el reencuentro con el exilio y un levantamiento del embargo que nunca ocurrió.
Pero la llegada de Pedro Sánchez ha tocado una fibra aún más sensible, la familiar, de un pueblo que pese al intenso sentimiento general de "cubanía" aún se refiere a España como "la madre patria".
"Para mí es un gustazo que venga (Pedro Sánchez), porque va a haber conversaciones y una fraternidad más cercana entre el gobierno español y Cuba, porque nos une la sangre. La mayoría de los cubanos tiene sangre española", asegura Osmani Blanco, trabajador por cuenta propia de 52 años.
Hijo de cántabros que emigraron a Cuba, este "cuentapropista" -uno de los casi 600.000 surgidos tras la controlada apertura de Raúl Castro al sector privado- espera que Sánchez traiga "cosas buenas" y que haya "razonamientos lógicos para que se quiten obstáculos y todo fluya".
A las puertas del consulado de España en La Habana espera Osdami Monzón, una madre de 37 años que quiere solicitar el pasaporte español para su niño, cuyo padre es ya ciudadano del país europeo, donde vive desde hace más de una década.
También Jaime Alfonso, de 21 años y aprendiz de cocinero, aguarda para hacer el trámite. Su padre, del que ha heredado la profesión, reside allí y quiere ir con él "a conocer el mundo, a que él me enseñe, porque es muy buen cocinero y quiero aprender del mejor".
Cuando el niño y el futuro chef concluyan el papeleo, pasarán a formar parte de los 104.000 "cubañoles" que hay en el país caribeño, hijos o nietos de españoles que en los últimos años han recibido la nacionalidad en virtud de la Ley de Memoria Histórica, más conocida en la isla como la "ley de nietos".
El aumento de las ciudadanías españolas en Cuba ha hecho además necesaria la próxima apertura de un Consulado en Santiago, que en la otra punta de la isla es su segunda ciudad más poblada, a casi mil kilómetros de La Habana.
Junto a los cubanos, el otro sector que ha abrazado la visita del jefe del Gobierno es el de los más de 3.000 españoles residentes en Cuba, cuyo sentir se resume en un unánime suspiro de "ya era hora".
"Que también nos tenga en cuenta, que somos parte de la madre patria", dice a Efe el vicepresidente del Centro Andaluz, Rogelio Naranjo, quien siente "una inmensa alegría" porque "todo lo que sucede en España, nos sucede a nosotros también".
(Crónica de Lorena Cantó)
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