En trabajo publicado en el periódico Vanguardia de la provincia de Villa Clara la periodista Liena María Nieves señala que la falta de medicamentos en este territorio ya ha cumplido tres años.
En el artículo se describen situaciones producidas en el tiempo en el que los ancianos se trasladan o permanecen frente a las farmacias para comprar los medicamentos. Allí algunos han sufrido fracturas de cadera al trasladarse, casi de madrugada, para llegar temprano a la farmacia o, crisis hipertensivas por el disgusto sufrido al saber, luego de la larga espera, que solo le darían 'algunos' de los medicamentos que necesitaba y ni siquiera en la cantidad necesaria para cubrir el mes.
La remitente de una carta recibida en el periódico es una hipertensa severa de 73 años, cuenta sus vivencias de principios de noviembre en una espera de 16 horas frente a la farmacia del policlínico Santa Clara.
«Éramos más de 200 personas. A las 2:30 pm tuvo que venir la policía a tranquilizar la cola por la fajazón que había, y a las siete de la noche se formó otra bronca porque un joven vio a una empleada de la farmacia sacando medicamentos para una persona que la esperaba en la calle, y decidió salirle al paso. Además, los que compraron primero son los mismos de siempre […], les permiten comprar con muchísimos tarjetones y una se da cuenta de que las dependientes y la
administradora ya los conocen».
De los 761 fármacos aprobados por el Ministerio de Salud Pública en el «Cuadro básico de medicamentos y productos naturales» del 2018, Villa Clara demandó 732. O sea, prácticamente todos.
Las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT) son muy frecuentes en el territorio y en todo el país, considerando el elevado índice de envejecimiento. De hecho, la prevalencia en la provincia de Villa Clara de diabetes mellitus, hipertensión arterial y asma bronquial se estableció en 56.6, 227.6 y 94.0 por cada mil habitantes, respectivamente.
La escasez de medicamentos en Cuba ya dura 3 años —desde junio del 2016, según la declaración oficial del Minsap. A principios de 2018, por decisión ministerial, se establecieron un grupo de medidas encaminadas a priorizar el bastecimiento a los programas de atención más sensibles, a reestructurar la dispensarización, y a implementar un nuevo modelo de recetas y registros institucionales. El objetivo era tratar de reducir el descontrol que existía y aún existe.
Sin embargo, la cruda realidad es que la obtención de cualquiera de los fármacos controlados y de otros de uso cotidiano es un proceso traumático y angustiante.
Ancianos castigados por el sol y el sereno durante la espera frente a la farmacia el día que sirven el pedido de medicamentos. Largas colas de personas con caras serias, esperando porque lo atienda una sola dependiente para despacharles. Y lo peor de todo: el anuncio, tras estas largas horas de espera, de que el medicamento X se terminó en el área de venta, «pero lo tenemos aquí detrás, en el almacén, aunque hay que hacer el papeleo para sacarlo y ya hoy no se puede. Regresen mañana tempranito».
Se ha logrado la estabilidad en algunos medicamentos como la solicitada dipirona pero aún existen problemas con algunos antihipertensivos, por ejemplo el Amlodipino estuvo en falta por algunos meses y recién en diciembre ha vuelto a aparecer. La aspirina en la formulación utilizada para la prevención de accidentes cerebrovasculares e infartos hace un año que no se suministra.
Pero la venta de medicamentos fuera de las farmacias no ha logrado detenerse totalmente e incluso en cualquier "candonga", se pueden encontrar medicamentos traídos del exterior: Diclofenaco, Ibuprofeno, Paracetamol, pomada triple antibiótica, hipotensores de varios tipos, más baratos, incluso, que los que se venden por CUC en la farmacia internacional.
Muchos son los que "resuelven" el medicamento que no han podido obtener en la farmacia por el altruismo de un amigo, vecino o pariente que nos salva del accidente cerebrovascular, el infarto del miocardio, la crisis hipertensiva, la falta de aire por el asma o la glicemia alta o que tiene en su casa el antibiótico que necesita el niño que padece de una enfermedad infecciosa.
Hace meses que los funcionarios del Ministerio de Salud Pública y el equipo de BioCubaFarma no hacen una información oficial sobre el estado real del abastecimiento de las medicinas.
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