La Habana, ciudad que en este año arriba a su 500 aniversario de fundada, proyecta un paisaje lúgubre y poco higiénico, debido a la aglomeración de desechos y escombros que existe en sus calles.
La recogida de basura ha sido siempre un grave problema en la capital cubana, que afecta diariamente la calidad de vida de miles de vecinos, que se ven obligados a convivir con los residuos en la puerta de sus casas.
La mala labor desarrollada por los servicios de Comunales y la poca cantidad de contenedores disponibles, son algunos de los causantes de esta situación, señalados por los residentes de la provincia. En otras ocasiones, han sido los propios funcionarios del sector de Comunales, quienes se han quejado de no contar con recursos suficientes.
No obstante, la prensa oficialista marca como principales responsables a los ciudadanos. En un reciente fotorreportaje publicado en Cubadebate, se afirma que no son “pocos los ejemplos de indisciplinas sociales y desidia ciudadana” existentes.
Desde su llegada al poder, Díaz-Canel estableció que una de sus metas era prestar especial atención al problema de la basura en la capital. En una reunión del Consejo de Ministros y las autoridades del Gobierno local, efectuada el pasado junio, el mandatario dijo tener “esperanzas en los habaneros” y querer solucionar el tema “aunque sea con pocos recursos”.
Ocho meses más tarde, La Habana continúa mostrando -lamentablemente- un panorama insalubre.
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