El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer y hoy queremos recordar a todas las mujeres que han tenido un papel relevante en el avance de la ciencia y la salud.
Una de la más conocidas fue Florence Nightingale, una estadística del siglo XIX, fundadora de la enfermería moderna, que comprendió los beneficios de la higiene y el saneamiento para prevenir enfermedades.
Fe del Mundo, pediatra de Filipinas, que realizó un importante trabajo con las enfermedades infecciosas, incluido el dengue, fue la primera estudiante en la Escuela de Medicina de Harvard.
Anandi Gopal Joshi fue una de las primeras mujeres médicas de la India, y trabajó al frente de un hospital en el centro de ese país, antes de que muriera de tuberculosis con solo 22 años.
Elizabeth Garrett Anderson, nacida poco después de Florence Nightingale, aprendió francés para poder obtener un título de médico en la Universidad de la Sorbona en París. Se convirtió en la primera doctora de Gran Bretaña.
En el siglo XX, Anne Szarewski descubrió la causa del cáncer cervical, lo que condujo a la primera vacuna contra el Virus del Papiloma Humano y los trabajos científicos de Françoise Barré-Sinoussi sobre el VIH fueron esenciales para identificar al virus como la causa del SIDA.
En 2019, sin embargo, las mujeres siguen siendo solo un tercio de las investigadoras de todo el mundo. Algunas regiones, como Asia Central, así como América Latina y el Caribe, tienen casi igual cantidad de hombres que de mujeres en la ciencia, pero en Europa y América del Norte, la proporción de mujeres se mantiene alrededor del 30-35%.
Las mujeres representan solo el 12% de los miembros de las academias nacionales de ciencia de todo el mundo.
Las trabajadoras de salud representan el 70% de la fuerza laboral de salud en todo el mundo, sin embargo, las mujeres ocupan solo el 25% de los puestos de liderazgo en salud. Y tambien es importante la diferencia salarial: la brecha salarial de género en los sectores sociales y de salud es de alrededor del 26% en los países de ingresos altos y del 29% en los países de ingresos medios-altos.
La discriminación de género, el prejuicio implícito, el acoso sexual y el asalto se consideran barreras sistémicas para el avance de las mujeres en las carreras de salud a nivel mundial. Esto se ve agravado por la falta de políticas para adaptarse a tener hijos (incluidos los acuerdos laborales flexibles y el aumento de la licencia de paternidad).
Hay señales positivas de que el cambio está llegando. En la OMS, por ejemplo, las mujeres ocupan el 60% de los cargos directivos superiores. La OMS también cuenta con un centro activo de equidad de género para garantizar que se aplique una perspectiva de género en las políticas de personal sanitario en todo el mundo. Las cosas también están cambiando en el mundo académico: el año pasado, casi el 40% de los nuevos miembros de la Academia Nacional de Medicina eran mujeres.
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