Como era de esperar, la drástica reducción de sesenta a tres meses de visa para visitar Estados Unidos ha afectado a decenas de miles de cubanos que viajan al país norteamericano como no migrantes.
Si bien dicho descenso se debe a una “reciprocidad” con el tratamiento que otorga Cuba a los norteamericanos, ya que la nación caribeña concede a los turistas estadounidenses visas de una sola entrada para una estancia de dos meses, prorrogables por otros 30 días para un total de tres meses, a partir del próximo 18 de marzo no quedará solo disminuido en 20 veces el tiempo que pueden estar los cubanos en el país del Norte, sino que queda prácticamente anulado el contacto entre éstos y sus familiares.
En palabras del taxista Osvaldo, de 35 años, lo peor de este paso atrás en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos es que el gran afectado siempre está de este lado del charco, y es el pueblo cubano. La visa de cinco años al menos ofrecía un poco de paz interior en las almas de aquellos que se sabíamos que podíamos tener un extenso permiso para ir a ver a nuestra gente.
“Ahora volverá la zozobra de siempre. Esta soga debió partirse hace rato por uno de los dos lados, y como el más afectado económica y sentimentalmente es el cubano, pues fue por él. Lo que ocurre es que quienes gobiernan aquí no necesitan las visas que necesitamos nosotros para salir a exterior", afirma el trabajador privado.
A tenor con lo que comenta un forista de Cubadebate, el argumento que el gobierno de los Estados Unidos para tomar esa medida es "completamente lógico, ya que “se encuentra en su derecho soberano” y “no me toca criticar sus decisiones", sino “respetar para que me respeten”.
“He estado investigando y Cuba posee una política de inmigración bastante restrictiva en comparación con la de otros países de Latinoamérica y el mundo. Al final, si los turistas vienen y generan tantos recursos se deberían flexibilizar algunas políticas al respecto”, concluye.
Otro usuario de esa página oficial asevera que “ahora le toca a nuestro gobierno extender la visa de los ciudadanos norteamericanos por 60 meses permitiéndole varias entradas, y ¡ya!".
Del mismo modo, explica el arrendatario privado Juan Miguel, que le han pasado el balón a Cuba. "Ahora está de este lado de la cancha la pelota y nos toca a nosotros decidir. Creo que, en teoría, como Estados Unidos trata der ser recíproco con nosotros, si la Isla otorgara visas por tiempos más largos a los norteamericanos, ellos harían lo mismo. Esto es un juego político en el que siempre estaremos nosotros atrapados en el medio".
"Ahora tampoco estamos en igualdad de condiciones, la parte más incómoda del trámite nos sigue tocando a nosotros. A pesar de que esto aleja aún más a las familias cubanas por lo difícil del trámite y el costo de visa y traslado aéreo, cada país dicta sus normas migratorias y punto. Las visas para Europa también la dan por tres meses, pero en Cuba llevamos tiempo acostumbrados a la visa americana de cinco años, gracias a la cual mucha gente subsiste", agregó.
Él mismo depende de una visa para ver a sus dos hijos. "Hay quienes escapan por tener otra ciudadanía o residencia, pero no es mi caso. Deberíamos tener las mismas posibilidades que tienen otros países", asegura quien ha viajado más de una decena de veces a Miami y otro par a New York.
De acuerdo con Antonio, quien justo esta semana recibió una visa renovada por cinco años para ingresar a Estados Unidos, esto terminará por matar de necesidad a los cubanos porque afectará con dureza el suministro de un mercado clandestino del que se abastece la población.
"Miles de nosotros resolvemos nuestros problemas allí. Es verdad que entre Cuba y Estados Unidos nunca hay puesto un punto final, todo viene y va, desgraciadamente", señaló.
"No obstante, si hubiera un interés bilateral real por mejorar las relaciones entre ambos países, la realidad sería muy diferente. Cuba no ha dado muchas muestras de querer flexibilizar su política migratoria porque ni el precio de los pasaportes y sus prórrogas ha bajado, ni ha extendido el visado de los norteamericanos a un año, ni ha permitido la creación de empresas mixtas de norteamericanos y cubanos residentes en el exterior", apunta.
"Si se debe a cuestiones de reciprocidad debemos preguntarnos qué podemos hacer para lograr un consenso, no ponernos a probar fuerza. No es un secreto que los emigrantes cubanos están pidiendo a gritos se revise el tema de la entrada a Cuba, que es súper costosa. Hay que pasarle’ el problema al gobierno norteamericano", agrega el cuentapropista.
Desde el primero de abril de 2018, Estados Unidos tramita las visas de inmigrantes para cubanos a través de su Embajada en Guyana, mientras las visas de no-migrante se pueden solicitar en cualquier consulado que no sea el de La Habana. De ahí que, el tener que solicitar la visa en terceros países ha incrementado el gasto y las complicaciones de los cubanos para realizar este tipo de trámites.
Por primera vez en los últimos 22, en 2018 no se cumplió el acuerdo migratorio firmado entre Estados Unidos y Cuba en 1996, que garantiza el otorgamiento de 20 mil visas anuales a los cubanos para evitar la inmigración ilegal desde la isla.
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