La historia de Cuba ya no se basa en hechos sino en omisiones. La obsesión de la dictadura por contar las cosas a su manera y el desprecio del cubano por la memoria, han permitido que el relato oficial se impusiera a punta de tergiversaciones, exclusiones y falsedades.
Cubadebate entrevistó recientemente a Haila. Aunque el motivo del diálogo era un concurso de canto donde la popular intérprete es parte del jurado, la conversación no pudo evitar la política. “Yo soy libre de viajar a donde quiera a cantar, a cocinar, a vacacionar, a pasear, a comprar”, aseguró.
La “Diva del Pueblo”, como la llaman en la Isla, se refería a las críticas que recibió por haber ido a Miami a celebrar su cumpleaños. Una lectora, Damarys Ortega, escribió un comentario que fue leído por la entrevistadora: “Haila, ríete bastante, que eso le duele a la gusanera. Paséate por Miami que eso les duele más”.
Haila, por su puesto, rió bastante, casi a carcajadas. “Nadie tiene el derecho de poner un obstáculo para que un artista no vaya a una ciudad o país”, aseguró. ¿Acaso ella desconoce que Cuba nunca permitió que Celia Cruz, la más universal intérprete de su música, volviera a Pinar del Río a reencontrarse con su familia?
Tras la decisión del gobierno de Estados Unidos de reducir de 5 años a 3 meses la visa B2 que otorga a ciudadanos cubanos, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba aseguró que eso “constituye un obstáculo adicional al ejercicio del derecho de los ciudadanos cubanos de visitar a sus familiares en ese país”.
De la manera más descarada, el Ministerio de Relaciones Exteriores le exige a Estados Unidos que le garantice a los cubanos derechos que en Cuba se les niegan. Una vez más, la dictadura vira la tortilla y usa a sus desmemoriados ciudadanos para fabricar su relato oficial.
“Lo importante es que yo me río, me divierto y la paso de maravilla”, advirtió Haila en la entrevista que le hizo Cubadebate. Ese es el punto donde la frivolidad se convierte en complicidad. Con su desprecio por la memoria, la “Diva del Pueblo” contribuyó a que la historia de Cuba se siga basando en omisiones.
Y lo peor es que ella de verdad se cree libre. Por eso ríe, bastante, casi a carcajadas.
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