Migrante cubano en Tapachula trabaja en una barbería para cubrir los costes de su viaje a Estados Unidos

Ante la suspensión temporal de la entrega de salvoconductos en Tapachula (Chiapas), cada vez son más los cubanos que optan por trabajar para poder costearse sus alimentos y pagar a los abogados que les tramitan una agilización en sus oficios de salida.

Este reportaje de Noticieros Televisa relata el caso de Reynier Rodríguez, un joven camagüeyano que lleva una semana en la ciudad y que asegura haberse gastado ya unos 3 mil dólares entre pasajes de avión, de autobuses y pago de multas para poder transitar por Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala.

El joven viajó de Cuba a Panamá y el mismo día que arribó a ese país centroamericano inició su ruta migratoria hasta llegar al sur de México, donde ha quedado varado junto a otros cubanos que esperan un salvoconducto que les permita atravesar el territorio mexicano hasta llegar a la frontera sur con Estados Unidos, donde pedirán asilo político.

Mientras tanto, Reynier trabaja por 400 pesos mexicanos diarios, cortando el cabello en una barbería donde comparte oficio y trámites migratorios con otros ciudadanos provenientes de países como Honduras y Nicaragua.

El dinero que gana le alcanza apenas para comprar alimentos, pagar el hospedaje y para pagarle al abogado, que le está gestionando el salvoconducto para que pueda cruzar libremente el territorio mexicano.

El empresario chiapaneco que lo emplea asegura que Reynier y los demás migrantes que trabajan para él “son personas fiables”, y que se “lo demuestran con su trabajo”.

Otro cubano entrevistado, proveniente de Las Tunas, ya tiene en su poder el salvoconducto que le permitirá arribar a la frontera con Estados Unidos.

Mientras tanto, pasan los días y crece la incertidumbre y la desesperación entre los migrantes, tras haberse iniciado un proceso de repatriaciones y con la creciente escasez de agua y comida entre quienes esperan.

En las inmediaciones de la estación migratoria Siglo XXI, cientos de migrantes se mantienen en una tensa espera para ser atendidos por el Instituto Nacional de Migración (INM), mientras otros aguardan en el interior a que se les entregue un salvoconducto para cruzar el país.