Tres años ha demorado la reparación del Teatro Colonial de Gibara y aún se encuentra al 85% de su ejecución. Según reportó la Agencia Cubana de Noticias (ACN) más de 360 mil pesos en moneda libremente convertible fueron destinados para la instalación. Las principales acciones han estado concentradas en el escenario central, los camerinos y el lunetario.
Deterioros significativos en la cubierta, columnas, falso techo, ventanales, cornisas y tabloncillo obligaron en el 2016 a comenzar este prolongado proceso de restauración, aunque los especialistas han asegurado que el segundo nivel será el más complicado debido a la ausencia, casi total, del piso. Para solucionar este problema tendrán que utilizar más de tres metros cúbicos de madera.
El teatro, inaugurado en septiembre de 1890, está enclavado en una ciudad declarada Monumento Nacional y que es sede del Festival Internacional de Cine que tiene lugar cada mes de julio. Sin embargo esto no evitó que se deteriora la infraestructura y mucho menos agilizar el proceso de reacondicionamiento que le permitirá a los habitantes de Gibara asistir nuevamente a una institución con un amplio valor documental por ser testimonio de una época esplendorosa de esa ciudad.
La situación de este teatro es similar a la del Sauto, en Matanzas, que llegó a su aniversario 156 y aún sus puertas siguen cerradas para el público de la Atenas de Cuba. Casi una década ha demorado la reparación de la institución que desde el siglo XIX ha resultado orgullo para los matanceros.
La fecha de su apertura aún es un enigma y desde el 2016 se ha estado anunciando una y otra vez el día en que su escenario volverá a complacer a los seguidores de las artes escénicas.
La demora, según han asegurado los directivos que ha tenido el lugar, se ha debido a los altos niveles de complejidad y los detalles específicos que se deben respetar en una construcción que, según la UNESCO, recibe la mejor restauración que se realiza a un coliseo en los últimos 20 años en Iberoamérica. Sin embargo la situación de otros lugares en Cuba, por desgracia, es bien diferente.
El teatro Musical de La Habana fue cerrado hace 30 años y hoy es uno de esos lugares de la capital que muere día a día entre basureros y grafitis. La década del 90 fue un tiro de gracia para muchas instituciones culturales que no lograron sobrevivir a la destrucción y falta de interés del gobierno por sostener sus programaciones y conservar la infraestructura.
Ese es también el caso del teatro Victoria, en la Isla de la Juventud. Ubicado en pleno corazón de la ciudad de Nueva Gerona fue también cerrado para ser reparado hace tres décadas. Hoy es solo una pared que sirve de recuerdo a quienes pasan y miran con nostalgia los años donde podía disfrutarse de algunas funciones escénicas.
Ejemplos hay en cada pueblo o ciudad de Cuba de teatros que mueren y otros que agonizan a la espera de un presupuesto que nunca es aprobado y que les permita recobrar la vida que antaño caracterizaba el ambiente cultural cubano.
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