Luego de una reparación que duró varios meses reabrirá la tienda Garzón, ubicada en la avenida del mismo nombre en la ciudad de Santiago de Cuba, instalación que beneficiaba a la población cercana con departamentos de perfumería, mercado, que prestaba servicios hasta tarde, equipos eléctricos y útiles del hogar, pero ahora sólo comercializará lámparas y objetos similares.
La tienda en sí no es de las más grandes de la ciudad, tampoco es que cerca no existiera otra, lo que sí resulta significativo es que justamente sacrifique los departamentos que tenía para vender lámparas, un tipo de objeto que ni se comercializa a diario, como la comida, ni resuelve problemas sensibles de la canasta básica, como la perfumería.
A través de los cristales se puede observar que el piso estará dedicado a la venta de lámparas, las mismas que hoy se venden en la tienda La Gran Piedra, pero en menor cantidad y diversidad, además posee de un pequeño exhibidor donde hoy se muestra una cama acompañada también de luminarias y objetos de decoración.
“¿Con la crisis actual, una de las peores que se ha vivido en Santiago de Cuba, para qué otra tienda de lámparas? Se la comieron, el dirigente que decidió eso no sé en qué o en quién pensaba, porque no pensaba en la gente, pues lo que necesitamos es comida, servicios baratos, no tienda de lámparas”, dice un santiaguero refiriéndose a los artículos que venderá la mencionada instalación.
Otra persona también opina: “yo me pregunto si se venderán tantas lámparas que dé para costear la climatización del lugar, la electricidad y los salarios, porque en la tienda de la plaza no digo que no se vendan lámparas, pero las caras sólo se venden de vez en cuando. Además, ¿la ciudad necesitaba otra tienda para vender lámparas? Y para más remate, las mismas”.
Y no solo suscita críticas el hecho en sí de la existencia de una segunda tienda de lámparas, sino los precios: “!Por las nubes, los precios seguro estarán por las nubes! Son las mismas lámparas que se venden en la otra, así que los precios estarán disparados. Quieren resolver con la venta de lámparas la falta de dinero para pagar los créditos. Esto no tiene sentido, no hay quien lo entienda, tampoco quien lo arregle”, dice otra persona.
La polémica reapertura de la tienda, por su parte, tiene lugar en un contexto bastante estresante para el santiaguero y el cubano en general.
La situación con la comida es hoy, más que nunca, la preocupación fundamental de las personas de a pie, por cuanto continúan las colas para adquirir pollo, por ejemplo, que hace esporádicas apariciones en las tiendas recaudadoras de divisas; los huevos aún están desaparecidos y un cartón llega a costar ahora mismo hasta cinco CUC.
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