“¿Qué voy a hacer para dar un techo a mi familia?”, es la pregunta que se hace ahora Jorge Félix Batista, uno de los médicos cubanos que optó por quedarse en Brasil, tras el fin del programa Mais Médicos.
Médico hace 34 años, durante los últimos cinco años Jorge trabajó en la UBS (Unidad Básica de Salud) en el barrio Primavera, en Guarapuava (estado de Paraná).
Está casado con una brasileña, es padre de dos hijos y sigue viviendo en el mismo barrio donde ejercía como médico, pero la diferencia es que ahora está desempleado y desesperado.
“Siempre he hecho un buen trabajo, soy elogiado por los pacientes y me piden que vuelva a trabajar. La gente me detiene en la calle y me dice que estoy haciendo mucha falta, pero no estoy consiguiendo empleo”, ha declarado a Rede Sul de Noticias.
“Puedo estar con los bolsillos vacíos, pero el corazón está lleno de amor”, añade.
Jorge no puede ejercer como médico porque necesita revalidar su título, y para ello tiene que someterse al examen nacional de revalidación para médicos brasileños o extranjeros residentes en Brasil, que estudiaron fuera del país. Sin embargo, se trata de un examen que no se ha convocado desde 2017, según indica el citado medio.
Mientras tanto, consciente de que tiene una familia que mantener, Jorge Félix se ha puesto a trabajar en diferentes empleos, pero todos con escasas ganancias, que no le dan ni para comprar pañales a sus hijos, según ha indicado.
En su caso, al estar casado con una brasileña, dispone de carnet de trabajo y documentación legalizada, pero se queja de que no tiene oportunidades, y subraya que los médicos cubanos de Mais Médicos son vistos con prejuicio.
Precisa que hay médicos de otros países que son tratados normalmente, pero “nosotros los cubanos somos vistos con desprecio”, enfatiza.
Aprovecha para aclarar que muchos cubanos que se han quedado en Brasil no tienen nada que ver con política y que solo quieren trabajar y dar dignidad a la familia que constituyeron en ese país.
Actualmente solo su esposa está trabajando para mantener la casa, pero tiene un contrato temporal que concluirá a finales de este mes de mayo.
Jorge Félix ha contado que piensa trabajar en otro municipio cerca de Guarapuava, siempre en lo que sea, pero que le proporcione un salario estable. No obstante, su sueño es volver a ejercer la medicina, una profesión que ama y que echa de menos.
"Cuando miro mi bata colgada me dan ganas de llorar", afirma. “Lo mejor que sé hacer en la vida es ser médico", concluye.
La historia es una de las muchas que por estos días ilustran la vida de los médicos cubanos radicados en Brasil, marcadas por el sacrificio, pero también por la ilusión de reiniciar en algún momento el ejercicio de su profesión.
700 galenos de la Isla se casaron con ciudadanos brasileños, lo que les permitió disponer de un permiso de trabajo, pero no los autoriza a ejercer la medicina.
La matrícula profesional (CRM), solo es alcanzable a través de los exámenes de revalidación, pero las fechas de las pruebas nunca llegaron a ser publicadas por el Instituto Nacional de Estudios e Investigaciones Educativas (Inep) antes de que los médicos cubanos tomaran la decisión de quedarse.
Mientras esperan pacientes por una solución, el grupo de médicos cubanos que se quedó en Brasil no pierde las esperanzas y piensa en nuevas formas de sustento. También se han organizado para exigir respuestas al Gobierno de Brasil, con respecto a su situación.
A pesar de la propuesta lanzada por el régimen cubano de acogerlos de vuelta, muchos han afirmado que no tienen intenciones de regresar a la Isla.
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