La pregunta de Iván Camejo dice literalmente: “¿A los cuántos años de vivir fuera de Cuba uno deja de sacudir el pomo de aceite?” Y la provocación suscitó decenas de respuestas que inspiraron este top twenty de todas esas de las que es difícil desprenderse por mucho tiempo que uno lleve viviendo en el extranjero.
Tales costumbres fueron adquiridas en tiempos de escasez en la Isla y, aunque ya no sea preciso recurrir a ellas, se instalaron con fuerza en nuestro inconsciente. He aquí veinte que acompañan a buena parte de los cubanos dondequiera que vivan:
1. Sacudir el pomo de aceite, o el envase con puré de tomate, hasta la última gota, encima del sartén. Los casos graves ponen el pomo virado bocabajo, en un recipiente, para “exprimirlo” hasta el último atisbo.
2. Echarle ron, o whisky, o tequila, o cualquier bebida alcohólica, en el piso, en un rincón, al santo que la necesita.
3. Exprimir el tubo de pasta dental con una fuerza y una paciencia aniquiladoras. Los casos graves lo cortan con una tijera para introducir el cepillo, o una vez terminados los abren por atrás para retomar los resquicios.
4. Añadir pan o galleta a toda croqueta que si se come sola no se disfruta tanto.
5. Guardar jabas de nailon, envases plásticos, pomos “bonitos” o periódicos y revistas viejas porque el papel puede servir para algo.
6. Usar un taco de papel, o un alambre, para fijar, rellenar, amarrar, unirMachacar con un mortero la carne de res, porque en Cuba había que estirarla y ablandarla a trastazos antes de cocinarla.
7. Limpiar el pomo de mayonesa ya casi vacío con migajas de pan o de galletas que recuperen las estrías del aceite emulsionado. Es una variante de la obsesión con los oleaginosos que nos acompaña toda la vida.
8. Freír el pellejo del pollo para hacer manteca, chicharrones, sazonar los frijoles, en fin, aprovecharlo de alguna manera.
9. Agitar en el aire la taza de café antes de tomarlo, como si estuviera hirviendo, y empinársela luego hasta la última gota.
10. Quejarse de que los plátanos maduros, los mameyes, los mangos y las guayabas no tienen el mismo sabor que en la Isla.
11. Enjuagar latas y pomos de cualquier producto para echar el enjuague en el sofrito, en los frijoles.
12. Sentir pena a la hora de botar la borra del café luego de una primera y única colada o freír durante semanas en el mismo aceite, que se guarda en un pomo de una fritanga para otra.
13. Tomar corriendo la primera guagua, metro o tren, por lleno que pase, porque olvidaste momentáneamente, que luego, en pocos minutos, viene otro y otro y otro.
14. Desear, en las mañanas frías, un café con leche que te queme la lengua y la garganta.
15. Raspar las cazuelas o jarros donde se hizo natilla, y el fondo de la lata de leche condensada en busca del poquito que se puso duro en el fondo.
16. Comparar todas las colas que uno ve, las pocas que se ven, con la de Coppelia, en los años setenta, ochenta, noventa...
17. Guardar pozuelos de helado, o cajitas plásticas diversas para refrigerar distintos pedacitos de utilizarás, o no, en algún momento.
18. Usar trapitos de cocina en lugar de papel toalla, aunque a las servilletas sí nos acostumbramos todos y todas rapidísimo.
19. Echar agua de la pila o de la ducha, en el pomo de champú para aprovechar el fondaje, y lavarte la cabeza con esa agua de enjuague de champú, que a lo mejor queda tan buena, o mejor, que el producto puro y original.
20. Y soñar con una fiesta donde vuelvan a darte cajitas de cartón donde el cake de merengue se ligue con la ensalada fría de coditos y mayonesa.
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