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Cuando ya los gobernantes cubanos le tenían anunciado el tiro de gracia a la libreta de abastecimiento, la actual crisis alimentaria y de suministros ha conseguido que varios productos de primera necesidad vuelvan a encontrar su casilla en el singular documento nacido en 1963. El huevo, la sal, los chícharos, y hasta las salchichas, alimentos que ya se vendían de manera liberada en los mercados, regresaron a las bodegas.
Sin embargo, y aun cuando se estudia la regulación de otros artículos de consumo, la medida de por sí sola no basta para enfrentar la compleja situación que ahora mismo sufre el pueblo. De ello están conscientes los gobernantes, y por eso hacen llamados al control, a ponerle frenos —al menos un poquito, al menos en la base, al menos eufemísticamente— a la corruptela y el desvío de recursos. Llaman, entre otras cosas, al orden en las “Oficodas”, anagrama que simplifica el nombre de las Oficinas de Control para la Distribución de los Abastecimientos.
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A través de la emisora santaclareña CMHW, las autoridades del Comercio Estatal y la Oficoda en la provincia de Villa Clara, han tenido a bien esclarecer ciertas normas vinculadas al Registro de Consumidores, o lo que es lo mismo, la lista celosamente actualizada de aquellas personas que tienen derecho a las 7 libras de arroz y las 4 de azúcar, al paquetico de café mezclado, a las 10 onzas de frijoles, y a dos o tres pizcas más.
Mercedes García, especialista principal de la oficoda en Villa Clara explicó que cada vez que un cubano va a salir del territorio nacional por tres meses o más, el jefe de núcleo de su hogar está en la obligación de presentarse en la oficina correspondiente y notificarlo, para darle baja de inmediato a ese consumidor.
Luego de regresar a territorio nacional, y solo si está seguro de que va a permanecer en su país como mínimo los tres meses siguientes, entonces el jefe de núcleo debe regresar a la oficoda, y solicitar el alta, o sea la reincorporación a la libreta. “Si va a estar por menos de tres meses en Cuba, no le damos el alta”, explicó la especialista, quien además precisó que cuentan con varias vías de información para llevar a cabo su trabajo.
“Cuando el jefe de núcleo no cumple con su obligación de notificar la salida de un consumidor, la información nos llega por diferentes vías, por ejemplo, el bodeguero, la policía, o una llamada anónima, etcétera. Como quiera que recibamos la información, en la oficoda procedemos a darle la baja”, dijo.
En el caso de aquellos cubanos “repatriados”, o sea, quienes han normalizado su residencia en Cuba después de haber emigrado con anterioridad, deben llevar a cabo el mismo procedimiento para recibir una cuota mensual, con la diferencia de que “deben presentarse personalmente con su carné para buscar los mandados de la bodega”, dijo la directiva.
“Para estar en la libreta de registro de consumidores tienen que estar en el país por más de tres meses, antes de los tres meses no se ponen en la libreta. Pero, por indicación del ministerio, en los meses anteriores se les asignan productos por un “vale piloto”, y tiene que venir cada mes el repatriado a la oficoda con su carné de identidad a solicitar los mandados. No es hasta el cuarto mes de residencia en Cuba que se incluye en una libreta”, explicó.
Por otro lado, explicó que en el caso de los cubanos que forman parte de una misión gubernamental en el exterior el proceder se ajusta al sistema establecido de conjunto con el INDER, el Ministerio de Salud Pública y otros organismos.
“La libreta de Pánfilo va a estar con nosotros por siempre”, sentenció categórica Egycsi Cueto, directora provincial de Comercio Estatal, quien además dijo: “Tenemos muchas insatisfacciones con estas altas y bajas de cuando alguien sale del país, pero el actuar de la Oficoda es el que está establecido por todas las normas legales. Y aquel que tenga inconformidades puede actuar de acuerdo a lo que dice en la parte de atrás de la libreta para defender sus derechos”.
Asimismo, refirió que actualmente las autoridades del gobierno en la provincia estudian nuevas decisiones en cuanto a la regulación de las producciones locales, tanto de la empresa cárnica, como de Pescavilla, y los centros de elaboración de comercio.
En cuanto a la venta de salchichas normadas esclareció que no se expenderá un paquete per cápita, pues lo establecido es vender ese alimento por “descomposición de núcleos” o sea, aquellas familias que cuentan de 1 a 3 miembros reciben un paquete de salchichas, los núcleos de 4 a 6 personas reciben dos paquetes, y aquellos núcleos de más de 7 personas reciben tres paquetes.
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