Salió de Cuba el 7 de abril pasado. Su primer destino fue Nicaragua, país que se ha convertido en una vía de escape para muchos otros residentes en la isla. Junto a tres amigos atravesó Honduras y Guatemala. Llegaron a México a través del río Suchiate, en la frontera sur. Se llama Reinaldo Rodríguez Martínez, o al menos eso dice, porque el miedo le ha obligado a ocultar su verdadera identidad.
“No he avanzado porque las autoridades mexicanas no dan papeles. Nos han maltratado, nos tienen avasallados, tenemos miedo de que nos agarre Migración. Nosotros solo queremos cruzar el país hacia Estados Unidos”, confesó el joven de 31 años, que en Cuba estudió Cultura Física, al sitio Animal Político,
Reinaldo estuvo presente en la redada que el pasado 28 de mayo hicieron agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), la Policía Federal y el Ejército en el hotel Yacaamo en Chiapas. Está hospedado en ese lugar y asegura haber sentido miedo.
En el momento que llegaron los militares él se encontraba en su habitación. Allí se quedó porque tenía miedo, asegura.
Los uniformados debieron llevarse aproximadamente a cinco cubanos, aunque no se ha hecho ninguna declaración oficial sobre el tema. Dice Reinaldo que no los conocía “pero está seguro de que si no tenían sus papeles en regla era porque habían ido a las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), pero estaban colapsadas.”
Ante la presión que ejercen las autoridades migratorias mexicanas sobre los cubanos y el temor de ser deportados muchos, como Reinaldo, han tenido que solicitar asilo político en México.
“Me han obligado”, denuncia el cubano natural de Holguín, quien no pierde las esperanzas de reunirse con su familia en Kentucky.
Sin embargo, la presión de los agentes migratorios no solo lo tiene enclaustrado en el hotel, sino que al pedir asilo en la ciudad de Chiapas no puede hacerlo en Estados Unidos, “ya que se entiende que han encontrado un lugar seguro en el que no le persiguen: México”, apunta.
Pero, el temor a regresar a Cuba le obligó a pedir asilo allí y esperar una respuesta atrapado en el hotel.
Cada día que pasa la situación para Reinaldo se torna más compleja. No tiene trabajo y sus ahorros se van agotando. La respuesta de Comar puede demorar 45 días, ampliable a otros 45 más para que le entreguen los papeles. Pero como las oficinas están colapsadas puede estar allí más tiempo del planificado.
“Todo esto es una persecución política contra los cubanos. Tenemos miedo de salir del hotel, puede llegar Migración, agarrarnos y ponernos presos” agrega.
Cuenta también cómo los estafaron con una visa falsa que le costó mil dólares.
El operativo militar provocó reacciones de los dueños de hoteles, quienes aseguran que esto puede traer como resultado que los clientes huyan.
Martha Villaseñor, presidenta de la asociación que agrupa al sector, asegura que los agentes no fueron violentos, pero no era necesario el operativo. Los migrantes que se alojan en hoteles son cubanos que están en proceso de regularizar su situación. “Los ilegales van por otro lado, no hacen ese gasto”, afirma.
Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto era habitual la práctica de entrar a los hoteles para detener emigrantes, sobre todo cuando se puso en marcha el plan Frontera Sur. La representante de los hoteles recuerda que no son agentes migratorios ni policías “no tenemos que preguntar”.
La polémica se centra en la legalidad de este tipo de procedimiento. Mientras las autoridades aseguran que sí, los empresarios locales están convencidos de que no.
En lo que llevamos de 2019 el gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador ha deportado a más de 500 cubanos.
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