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Que en Cuba los camiones y máquinas del transporte particular de pasajeros se mueven con combustible sustraído del sistema empresarial es una verdad de Perogrullo. Lo saben los choferes y sus pasajeros, lo saben —porque además lo propician— los jefes y administradores de las empresas, lo sabe la policía, CIMEX, el partido, el Gobierno, y también lo saben los pisteros de los ServiCupet (estaciones para el expendio de combustible).
“Hay momentos en que no tenemos disponibilidad de diésel porque se están comprando muchos más litros que en otro momento. No tengo permitido decirte cuánto he vendido este mes, pero te garantizo que es mucho más de lo que se vendió en abril, por ejemplo. La cosa es que ahora sí hay particulares que están comprando de verdad con nosotros para tirar sus viajes. Antes lo hacían por la izquierda, pero la cosa se les puso mala y, como ahora 'comen' aquí, nos estamos quedando cortos”, explica un joven dispensador.
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Sus valoraciones son compartidas por algunos choferes con los que conversó CiberCuba, quienes no solo reconocen que ahora resulta más difícil conseguir el combustible “por la izquierda”, sino que además se quejan de la escasez en varias gasolineras.
“Me pasó ayer mismo. En el servi de Maceo y Central no había, y en el de Caridad había una bola de carros esperando, así que tuve que moverme para otro más alejado, el de la carretera a Esperanza. El lío es que no hay suficiente. Todavía durante la zafra se podía resolver, pero ahora la cosa se ha puesto más dura, y yo trabajo para ganar, no para tener pérdidas”, comentó un chofer.
No es extraño que ante la actual situación se hayan disparado los precios del pasaje entre las diferentes localidades de la provincia. Los viajes desde Santa Clara hasta las ciudades de Cienfuegos, Sagua la Grande, Placetas y Caibarién se han visto casi duplicados y hoy rondan los 70 u 80 pesos, y otro tanto ha sucedido con el transporte local por medio de taxis y motonetas.
En su reciente comparecencia por la emisora local CMHW, Alberto López Díaz, presidente del Gobierno en la provincia, achacó la insuficiencia de combustible que ahora mismo aducen los transportistas privados a algunos condicionantes de signo positivo.
“La escasez de combustible en el sector privado se debe a un grupo de acciones que se han ido adoptando en el territorio. Se han hecho juicios públicos, procesos penales por robo de combustible, y hoy tenemos gente detenida por varios meses y un año. Eso ha conllevado un aumento en la venta de combustible en los servicentros, pero a la vez ha provocado el aumento de los precios del pasaje”, argumentó López Díaz.
Las cifras parecen darle la razón. Según estadísticas divulgadas por el propio Gobierno de la provincia, en el primer trimestre de 2019, los 579 vehículos automotores que disponen de licencia operativa para el transporte particular de pasajeros compraban en los ServiCupet como promedio 1.46 litros diarios de combustible (cantidad que, contradictoriamente, solo le alcanzaría a la mayoría de los vehículos con licencia para recorrer entre 3 y 5 kilómetros).
Sin embargo, para el mes de abril el promedio había ascendido a 4.68 litros diarios, y al cierre de mayo se implantaba un récord histórico en el territorio: los transportistas no estatales le compraban como promedio diario al Estado 19.82 litros de combustible.
El semanario provincial Vanguardia publicó el 17 de junio pasado que en la provincia se habían vendido en el mes de mayo 263.200 litros más de diésel que en idéntico mes de 2018.
Sin embargo, lo que no refiere el rotativo es que en la misma proporción se han disparado los precios del pasaje.
No obstante, los procesos penales y el excesivo control por parte de las autoridades gubernamentales pudieran no ser la única causa para la actual situación. Máxime, cuando el propio presidente del Gobierno en Villa Clara ha tenido que reconocer públicamente que para julio las asignaciones de combustible serán todavía menores que las del mes anterior. Una situación que afecta considerablemente el programa veraniego en la provincia, según sus propias palabras.
“No vamos a tener las mismas condiciones que hemos tenido otros años en que veníamos defendiendo un aumento de los viajes hacia aquellos lugares de mayor concurrencia de los villaclareños en el verano”, explicó el funcionario.
“No habrá incremento en las rutas, ni en el viaje de los trenes, y los Gobiernos locales deben priorizar con el poco combustible que tienen aquellas actividades que mayor impacto tengan, para garantizar un verano como merece el pueblo a pesar de las limitaciones objetivas que tenemos. No disponemos de combustible ni para ir a buscar el hielo a Artemisa, Mayabeque o Cienfuegos, de donde tradicionalmente lo traíamos para los carnavales”, ilustró López Díaz.
Recortes en los suministros por aquí, desvíos y procesos penales por allá. Lo cierto es que, a no ser por la sostenida escasez de alimentos que han soportado los cubanos en este 2019, en el presente no hay otro tema que preocupe más a los villaclareños que el de los altos precios y las dificultades en la transportación.
Hace solo unos días el dirigente cubano Miguel Díaz-Canel, luego de comunicar televisivamente un incremento salarial, hizo hincapié en la necesidad de evitar a toda costa una escalada inflacionaria en el país.
Sin embargo, los altos precios y la escasez de combustible han llegado antes que los nuevos salarios a su natal provincia de Villa Clara.
Los dirigentes locales dicen estar al tanto y hablan de implementar en la provincia medidas como los que se han adoptado en La Habana y más recientemente en Santiago de Cuba. Experimentos que no han pasado de ser un peligroso juego donde es el “cubano de a pie” quien siempre se lleva la peor parte.
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