Un estudiante cubano de Primer Grado de la Enseñanza Primaria en Holguín, noreste de Cuba, ha recibido su diploma por haber cursado “satisfactoriamente” sus estudios en el curso 2018-2019 con una foto de Fidel Castro y Hugo Chávez, que ocupa todo el espacio central del documento con la frase martiana de “Ser cultos es el único modo de ser libres”, en una reiteración maniquea de los argumentos totalitarios que suele emplear el tardocastrismo.
La frase martiana, como es habitual, está incompleta; pues el Apóstol dijo: “Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre”. Pero, como ocurre con su panegírico de Carlos Marx, el castrismo mete la tijera por donde más conviene a su discurso viejo y coyuntural.
El uso de la foto de Castro y Chávez es una simplonería mayúscula y oportunista del burócrata de turno encantado de haberse conocido y de servir fielmente a sus verdugos, que sonríen con cada ocurrencia de sus víctimas empobrecidas y vigiladas.
CiberCuba no ha podido contrastar si este formato de diploma se ha usado solo en la escuela holguinera Simón Bolívar o si la ocurrencia se ha extendido en el resto de planteles de educación primaria de la provincia o en el resto de la isla.
La foto elegida no puede ser peor porque ambos estadistas están vestidos de militar, uniformidad ajena a niños de 7 años, que deben aprender, jugar y ser felices sin interferencia ideológica alguna y menos con el peso y la gravedad que implica la figura de Fidel Castro para sus padres y abuelos.
La saturación de imágenes y frases de Castro y Chávez es una constante en la vida cubana de los últimos años, cuando la ideología predominante ha sido el oportunismo posibilista y la baba sin quimbombó que producen los huecos discursos cargados de soflamas nacionalistas y de culto a la personalidad.
Si Díaz-Canel está empeñado en cambiar todo lo que deba ser cambiado, debía ordenar a la Ministra de Educación que abra una investigación sobre un diploma demencial y promover el castigo proporcional y adecuado de los responsables de tamaña zafiedad que lejos de beneficiar, empaña la imagen de la dictadura residual.
Ya tiene la flamante ejecutiva de la UNEAC un tema para pronunciarse serena y contundentemente, ahora que el presidente les ha ordenado que combatan el mal gusto y la chabacanería. Ese diploma es un claro ejemplo de mal gusto, chabacanería y de uso partidista de un documento administrativo para lisonjear al poder y sembrar en niños de 7 años la idea de que Fidel y Chávez son símbolos educativos.
Los presidentes de Cuba y de la UNEAC lo tienen fácil, basta con que apelen a José Martí: “Me parecen que me matan un hijo cada vez que privan a un hombre del derecho de pensar”.
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