En Can Barça no paran de hablar de Griezmann y Neymar. Se asegura que el francés casi tiene puesto el uniforme azul y grana, y que el crack brasileño llegará al Camp Nou halado por el soberano poder de Leo Messi. Hay quienes, inclusive, se devanan los sesos buscándole espacio simultáneo sobre el pasto a los cuatro jinetes –sume a Luisito Suárez- que agruparía el equipo.
Razones hay allí para despertar el entusiasmo. Los culés sienten que su amor propio ha sido herido en lo más hondo por los sucesivos varapalos en la Champions, y pretenden dar un golpe de autoridad con la llegada de dos de los mejores atacantes que juegan al fútbol actualmente.
Sin embargo, me parece que de tanto mirar a los árboles, muchos aficionados olvidan que lo más importante es el bosque. Que los equipos se arman de atrás hacia adelante, y que en la demarcación defensiva el Barça tiene exámenes pendientes que, a todas luces, han sido sepultados por el peso de contrataciones tan mediáticas como las de Griezmann y Neymar.
Lo que más le urge al grupo es un recambio para Jordi Alba. El pequeño lateral izquierdo se cuenta entre los mejores del planeta, hace una dupla inmejorable con La Pulga, pero a fines de la campaña pasada acusó el cansancio –¡y de qué manera!- en los partidos de Anfield y Sevilla. Un canterano, Juan Miranda, era el hombre encargado de suplirlo, pero a Ernesto Valverde no le convenció el muchacho y el ‘18’ debió asumir un por ciento elevadísimo de los minutos del equipo.
Aunque evidentemente menos preocupante, la otra rendija en el fondo también merece ser tomada en cuenta por la dirección deportiva del conjunto. El próximo año ya no estarán Thomas Vermaelen y Jeison Murillo, de manera que el roster de centrales se ha reducido a cuatro nombres: el siempre fiable pero veterano Gerard Piqué, el ascendente Clément Lenglet, el inexperto Jean-Clair Todibo y un Samuel Umtiti al que su llevada y traída lesión y el consiguiente dique seco hicieron lucir bastante ineficaz en esta temporada.
Así las cosas, si el FC Barcelona quiere arrancar el curso como gran favorito para refrendar La Liga y acceder al trofeo de la Champions, no va a bastarle con armar una tropa con un calibre inusitado en el sector de ataque, sino que necesitará tomar las debidas precauciones para reforzar el trabajo en cancha propia.
En torno a la misión de suplir a Jordi Alba se ha especulado con las opciones de Junior Firpo y el curtido Filipe Luis, pero lo cierto es que de momento todo queda en el terreno de los cálculos. Mientras, la búsqueda de un jugador de garantías para el centro, en caso de producirse finalmente, tendrá que mirar en una dirección que no sea la de Matthijs de Ligt, unánimemente vinculado con la Juventus de Turín.
Lo digo como lo veo: de concretarse lo que hoy no pasa de rumores, Griezmann y Neymar le aportarán una capacidad intimidatoria alucinante al Barcelona, pero lo convertirán en un gigante con pies de barro que solamente empezará a ser inexpugnable (o casi) si consigue robustecer el muro protector de Marc-André ter Stegen.
Más vale no olvidarlo: los partidos se ganan con ataque; los campeonatos, con defensa.
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