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"Ya que no podemos cambiar la realidad, cambiemos los ojos con que vemos la realidad", dijo el poeta griego Nikos Kazantzakis.
Esa frase encaja perfectamente en el escenario del béisbol en Cuba, que ayer se estremeció con otra noticia de cambios de estructuras en la Serie Nacional.
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El comisionado de la disciplina, Yosvany Aragón, anunció el nuevo diseño para la Serie 60. Esos vendrán con una extensión del calendario normal de 45 juegos y la variante de no efectuar ronda de refuerzos.
Esta maquinaria de los múltiples escenarios solo responde a la imaginaria escalera del caos: el que tanto cambia es porque nada le funciona.
Lo primero que ha tenido que cambiar el béisbol, el deporte y Cuba, es la proyección hacia la actualidad del mundo profesionalizado, y aunque experimentó la apertura a los contratos profesionales en 2014, estos llegaron muy tarde (cuando se había desfasado el béisbol por una emigración ingente) y con excesivas restricciones.
El descontento ha crecido en la base, en los muchachos que no logran imaginar su futuro dentro del béisbol, en los que ya no sueñan con arribar a una Serie Nacional, o vestir los colores de su equipo de provincia; esos sueños ya se fueron.
Si quieres hacer funcionar una estructura, debes cambiar la superestructura ideológica de una psiquis desesperada por emigrar en cualquier oportunidad que se presente.
Y algo falló para que eso se quebrara.
Cuba ha tenido que aceptar el regreso incluso a beisbolistas que firmaron contratos profesionales como el caso de Erisbel Arruebarruena, algo que hace 20 años hubiera sido condenado por la inquisición del gobierno de Fidel Castro.
Se le llamó traidores a los que abandonaron y unos años después pueden regresar. Más aún, el presidente de la Federación Cubana de Béisbol, Higinio Vélez ha dicho que serán reaceptados todo el que decida regresar.
Ahora se habla de una Liga de Invierno luego de la Serie Nacional donde intervendrán los refuerzos o mejores peloteros del país. Hemos tenido esta serie de experimentos antes: SuperLiga, Serie Especial, etc, etc, y ninguno se mantuvo o funcionó.
No tenemos por qué pensar que esta nueva estructura funcionará.
Ya lo dijo una vez, el filósofo danés Soren Kierkegaard: "Encara lo que eres, ya que eso es lo que cambia lo que eres".
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