La Dirección Integral de Supervisión (DIS) en Villa Clara acaba de detectar un conjunto de violaciones y fraudes en distintas entidades pertenecientes al Ministerio del Turismo y la Empresa Provincial de Alimentos, muchas de las cuales catalogó de “engaños al consumidor”.
Según el reporte radial de la emisora santaclareña CMHW entre las irregularidades más recurrentes se encuentran las alteraciones de los precios y gramajes establecidos, el acaparamiento de productos, así como el expendio de alimentos luego de arribar a su fecha de caducidad.
Irail Trujillo Álvarez jefe de grupo principal de la Dirección Integral de Supervisión indicó que en el campismo Sierra Morena, se detectó engaño al consumidor pues se ofertaban bocaditos de jamonada y de queso que no llegaban al gramaje reglamentado.
Por otra parte, en el Hotel Elguea, perteneciente a la cadena hotelera Islazul y enclavado también en el municipio de Corralillo, se alteraba el costo de la cerveza Cristal, sirviéndose de la no publicación oportuna en la carta de los precios establecidos para ese producto.
Algo similar ocurría en Placetas, pues en el centro nocturno Chaflán, perteneciente a Artex, los clientes no tenían acceso al precio oficial de los rones y las cervezas, y en el caso de estas últimas cuando se vendían dispensadas tenían un faltante que oscilaba entre los 30 y los 50 mililitros en cada jarra.
Resulta cuando menos llamativo que estas últimas irregularidades sean detectadas en entidades estatales, y no tengan la mayor trascendencia, luego de que en días pasados se levantara gran revuelo en varios medios de prensa oficiales, por los sobreprecios con que las cervezas nacionales se expenden en los negocios particulares del país.
A ello se suman las violaciones detectadas en la unidad Cinema en el municipio de Camajuaní, donde se desinformaba a los consumidores sobre la existencia de algunos platos como las pizzas y el pollo frito.
“En el Campismo Arcoiris también subordinado al Ministerio del Turismo en Santa Clara se vendía suero saborizado de 1 kilogramo, sin tomar en cuenta que este producto ya había arribado a la fecha de caducidad. También allí, se detectó un exceso en las recaudaciones, incumpliendo todo lo que establece el sistema nacional de contabilidad, y el subsistema especifico de efectivo en caja”, notificó el especialista de la DIS.
En la panadería “26 de julio” del municipio de Ranchuelo, (el mismo territorio que hace unos días mereció la sede del acto provincial para celebrar la fecha) se detectó que el pan no llegaba a los 80 gramos reglamentados.
“Encontramos igualmente actos de favoritismo al tenerse escondidos 23 refrescos de 1500 mililitros, con el objetivo de quedárselos el personal de la unidad”, explicó el directivo en su comparecencia radial.
De cuando en cuando los cuerpos de inspección del gobierno cubano recuerdan cuáles son sus funciones y salen a supervisar, y es entonces cuando detectan algunas de las estafas y fraudes que desde hace tiempo caracterizan las diferentes esferas de la realidad socioeconómica del país.
Las inspecciones nunca abarcan las direcciones municipales y provinciales de las entidades involucradas, mucho menos al nivel ministerial, se quedan en la mera denuncia de algunas irregularidades en establecimientos puntuales, encubriendo así el alcance real de la corrupción en Cuba.
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