Una tienda 7-Eleven volvió a ser el escenario de un nuevo episodio de racismo. Esta vez la víctima fue un cubano, que trabaja en el establecimiento y se convirtió en el destinatario de los insultos de una clienta.
"Una señora me ofendió a mí y hasta a mi madre. No era americana pero hablaba con un derecho que no tienen ni siquiera los que sí los son", lamentó la víctima en declaraciones a CiberCuba.
El incidente se produjo este domingo cerca de las tres de la tarde en el establecimiento situado en South Beach 890 Washington Avenue.
"Por el sistema de puntos que tiene la tienda le correspondía un hot dog gratis. Pero se acercó a la máquina de refrescos congelados y tomó dos vasos para poner los aderezos que necesitaba para el hot dog. El problema vino cuando le dije que llevarse los vasos costaba 99 centavos, ahí se molestó y comenzó a ofender", explicó.
En las imágenes puede verse cómo la mujer arremetió contra el empleado natural de la Isla.
"Esta mierda, vuélvanse a su país jodidos latinos, ustedes son inútiles. Nosotros no les queremos acá", aseguró. Segundos más tarde el trabajador le replicó que ella tampoco era estadounidense.
Las palabras de esta mujer provocaron que otro cliente saliera en defensa del dependiente y le pidiera que se callara.
"Ella ni siquiera es americana, es porque no quiere pagar un dólar por un hot-dog. Si usted lo cogió, ¡no es gratis!. Bienvenida a América, usted tiene que pagar por lo que coja. Es así", dijo el trabajador.
La clienta incrementó los comentarios racistas y arremetió contra la madre del cubano. "Su madre es una prostituta en Colombia. Váyanse de aquí, que les jodan latinos. Váyanse a su país", gritó.
El trabajador, que prefirió mantener su identidad bajo anonimato, reveló que la mujer despreció a la cultura latinoamericana.
"Cuando le dije que no era americana, me contestó que ella era de una cultura superior, que se sentía como una americana", señaló a CiberCuba.
"Está feo que pase esto en Miami Beach que es un lugar turístico con gente de todos los lados. Por fortuna no llegó a mayores el incidente", concluyó.
Este caso recuerda al que sufrió otro cubano en una tienda 7-Eleven de Tampa. En aquella ocasión la víctima fue el cliente, después de que un trabajador del establecimiento le pidió a gritos al joven Yasmani Hernández que hablara en inglés.
Algo similar vivió la cubana Ana Almira, quien el año pasado denunció que fue discriminada por no hablar inglés en una farmacia de Miami.
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