Miguel Díaz-Canel aseguró en una reciente evaluación del programa de actividades trazadas para julio y agosto, que ha sido “un buen verano”, a pesar de las restricciones económicas existentes en el país.
De acuerdo con el Gobernante, los aspectos positivos sobrepasan los negativos, y considera que estos últimos no “deben nublar la vista ante lo que no ha salido bien”.
Como parte de la reunión, destacó el papel de los Joven Club de Computación y los proyectos de “reanimación” que se despliegan en cada una de las provincias, e hizo mención del aumento salarial, medida hecha efectiva durante esa etapa.
Entre los aspectos negativos, subrayó la situación epidemiológica, las interrupciones en la recogida de desechos sólidos y los accidentes de tránsito.
Sin embargo, dejó de mencionar una serie de graves problemas que han aquejado a los cubanos en los últimos meses.
Julio y agosto estuvieron marcados, sobre todo, por la inestabilidad en la generación de electricidad a nivel nacional, producto averías en centrales termoeléctricas que coincidieron con mantenimientos planificados en otras. Apagones inesperados que evidencian un déficit de combustible en el país, a pesar de las declaraciones del Gobierno que anunciaba una recuperación en ese aspecto.
Por otra parte, la escasez de alimentos no solo azotó a los mercados estatales, sino también a hoteles cuatro y cinco estrellas. Así lo denunció en su canal de Youtube el usuario Juan Amores, quien publicó dos breves videos en los que se ve la aglomeración de los visitantes frente a la puerta del local, sin poder entrar.
El mal estado de las instalaciones hoteleras también fue materia de múltiples denuncias. Héctor Ramis Salgado, quien se alojó junto a su familia en Playa Vista Mar, ubicado en Cayo Las Brujas, al norte de Villa Clara, explicó a la redacción de CiberCuba que su habitación se la entregaron cuatro horas tarde, y al entrar comprobó que tendría que dormir en un catre.
A todo ello se suman los problemas existentes con el sistema de acueducto y alcantarillado. El abasto de agua potable fue una angustia constante para los isleños durante estos últimos dos meses, específicamente por los dilatados ciclos de distribución, aunque también hubo reportes sobre la cuestionable calidad del líquido. En varios casos se denunció la presencia de agua con un color marrón en los hogares.
La indignación en relación con el suministro de agua potable llevó a que vecinos de La Habana se aglomeraran en las calles de la capital para protestar por causa del servicio. Los moradores paralizaron el tráfico, impidiendo el paso de vehículos y peatones, con una fila de tanques y cubos.
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