La cerveza es una bebida muy popular en Cuba. Preferiblemente consumimos las nacionales Cristal y Bucanero, pero cuando el sol arrecia echamos mano a cualquier marca.
Existen algunos momentos, en la vida de los cubanos, que son especialmente acompañados por la cerveza.
1. Dar muela en el muro del Malecón
Conversar en el muro del malecón de la ciudad o pueblo cubano que sea (La Habana, Cienfuegos, Santa Cruz del Norte, Manzanillo) es directamente proporcional a tomarte una cerveza fría.
También hay que decir que cuando la cosa aprieta y la cerveza no aparece por ninguna parte, a veces toca sacar la canequita de ron, o un vino criollo de esos semidulces artesanales. Sin embargo, nunca será comparable a una cerveza fría.
2. Ligar en las discotecas
El “ligue” en una buena discoteca lleva “lager”. Tanto para cautivar a tu pareja de baile como para desinhibirte en la pista.
Si lo haces en Cuba te recomiendo Bucanero. Es una cerveza fuerte y con la primera ya se empiezan a mover los pies y se engrasa la cadera. La segunda te saca la sonrisa descarada y cautivadora. La tercera la tendrás que compartir, seguro.
3. La cerveza es un producto clásico en los carnavales
Estas fiestas populares en Cuba van de capa caída, como casi todo, pero ¿quién no ha vivido una cola para comprar cerveza de pipa en un carnaval? Si no te tocó, te perdiste una aventura loca y con un toque de tragicomedia.
Las pergas de carnavales solían ser de cartón encerado. Muy resistentes y de 500 mililitros. Para cuando llegabas al final de aquello parecía “agua caliente, agua salada, de madrugada”, como dicen los Van Van.
4. Una Cristal fría para el almuerzo familiar
No existe una cosa más rica que una Cristal fría para acompañar el congrí y la carne asada, o el bistec o lo que sea. La cerveza combina con la comida cubana de un modo fantástico. La escasez de este producto en la actualidad genera mucho malestar entre los cubanos.
Encima de que cada vez alcanza menos el dinero para darse un placer en espacios públicos, ahora tampoco hay una venta de cerveza sostenida que permita, al menos, hacer un almuerzo familiar como Dios manda.
5. Una cervecita en el portal de la casa cuando baja el sol
Ese calorcito de la tarde cubana, cuando la brisa marina pasa fresquita por el portal, la terraza o el balcón… lleva cerveza.
A la hora de la pelota... o del fútbol, que tu pareja llegue a ti con una cervecita fría entre sus manos, para acurrucarse en el sofá o poner su cabeza en tus piernas y tenderse juntos en el suelo frío… eso no tiene precio.
Estos son pequeños momentos cotidianos quizás, pero a la larga son los más importantes. Si ves que falta alguno que se quedó sin cerveza pon tu comentario en el artículo y lo incluyo.
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