La cúpula del Capitolio de La Habana, develada el pasado 30 agosto tras un largo proceso de restauración, muestra las planchas de cobre bañadas en oro que refulgen en su cubierta, y que sustituyeron a las originales, sometidas a casi un siglo de intemperie.
A la torrecilla se le aplicó una fina capa de oro de 24 quilates, gracias a lo cual su color actual se asemeja al que tenía el edificio en su parte superior cuando se inauguró, en 1929.
La cúpula del edificio, cuya altura alcanza los 91,72 metros, es la sexta mayor del mundo.
El inmueble, actual sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular, fue reparado por especialistas de la Oficina del Historiador de la Ciudad con la ayuda de más de 20 expertos rusos.
Las obras de restauración, valoradas inicialmente en 9,6 millones de dólares, tuvieron como objetivo devolverle su esplendor original a la icónica cúpula del monumento, uno de los símbolos de la capital cubana. Además de su parte exterior, se le fortalecieron sus estructuras de hormigón y acero y se rescataron sus elementos decorativos.
En este proceso se reparó también la estatua de La República, situada en el Salón de los Pasos Perdidos, que con casi 15 metros de alto y un peso de 30 toneladas es la tercera más grande bajo techo del mundo. Y todo el edificio se benefició con la instalación de modernos sistemas de seguridad, electricidad e hidráulica, entre otros.
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