Los ejecutivos de varias empresas de cruceros que operan en el Caribe, reunidos esta semana en San Juan, Puerto Rico, refirieron el interés existente en determinados círculos políticos de EE.UU. en que se retomen los viajes a Cuba.
La suspensión de esos viajes por decisión del gobierno de Donald Trump creó un “ruido” en el Caribe este año, dijo Micky Arison, director de la compañía Carnival Corp.
“Un número importante de clientes cancelaron”, afirmó, y agregó que aunque muchas empresas calcularon el impacto financiero de la medida, es difícil saber cuál fue su dimensión real. “No estoy seguro de que alguna vez sepamos cuáles fueron” las implicaciones reales.
Según los participantes en el evento, si se produce un cambio en la política de EE.UU., las compañías estarán encantadas de regresar.
“Hay mucho apoyo en Washington a que se vuelva a abrir Cuba”, aseguró Arison. “Me cuesta trabajo entender la decisión de la administración. Básicamente, han vuelto a una política que no funcionó durante 50 años, y no veo cómo pueda funcionar ahora”.
El director de Carnival señaló además que, dado el suficiente apoyo con que cuenta la apertura hacia Cuba en Washington, si acontece un cambio de administración en noviembre de 2020 o dentro de cuatro años “volveremos a tener una oportunidad”.
Otros ejecutivos dieron opiniones coincidentes con Arison. “Nuestra experiencia en Cuba fue notablemente positiva”, apuntó el vicepresidente de Royal Caribbean, Adam Goldstein. “Los clientes adoraban viajar allí, y los buques tenían éxito en posibilitarles esa experiencia”.
Por su parte, Pierfrancesco Vago, director ejecutivo de MSC Cruises, cree que puede tener mucho más impacto en sus operaciones en Cuba, dado que hizo del puerto de La Habana su puerto-base y organizó viajes desde EE.UU.
Un cambio en la actual estrategia de la Casa Blanca sería, dijo, “genial para todo el mundo en la industria crucerística”, al tiempo que el puerto-base de la capital cubana pudiera ayudar a incrementar la afluencia también a otros destinos en el Caribe.
El pasado 5 de junio, el crucero “Norwegian Sky”, propiedad de Royal Caribbean, se convirtió en el último crucero en zarpar de puerto cubano, en este caso el de la capital, al finalizar el plazo dado por la Casa Blanca a las empresas del sector para que cesaran este tipo de operaciones en la Isla.
Un día antes, EE.UU. había emitido un comunicado en el que señalaba que quedaban desautorizadas “las visitas a la Isla a través de embarcaciones de pasajeros y recreativas, incluidos cruceros y yates, así como aviones privados y corporativos”.
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