Una muestra de la discriminación que sufren los cubanos en su propio país ocurrió este viernes en el conocido Jazz Café del Vedado capitalino.
Según denunció en su muro de Facebook el músico Dagoberto Pedraja, líder de la banda Cocktail, se encontraba en plena actuación cuando llegó un grupo de turistas alemanes y tras manifestar que no les gustaba la música, la responsable del local ordenó detener la actuación del grupo.
“… una vez más queda demostrado que los cubanos no valemos, que siempre tenemos que bajar la cabeza ante en extranjero... Solo puedo sentir vergüenza y acordarme de Agramonte y... Heil Hitler”, denunció el artista.
“… ya saben, poderoso caballero es Don Dinero y esto no tiene que ver con la ‘coyuntura’... En más de 30 años de carrera jamás había sido tan mancillado”, añadió.
Una cubana que se encontraba en el Jazz Café disfrutando del espectáculo, calificó lo sucedido de “insólito” y exigió una explicación a los responsables.
Ana Teresa Carbonell, gerente de eventos en la Agencia de Turismo Cultural Paradiso, denunció que los clientes nacionales fueron “prácticamente desalojados” del lugar.
“Llenaron el local de alemanes que protestaron por la música aun programada con antelación, irrespetando a nuestros artistas y al público cubano presente. La programación de Cocktail detenida por este reclamo. La búsqueda de divisas no puede ser a costa de la dignidad de los nacionales. En ningún lugar los foráneos están por encima de los nativos”, recalcó.
En otra publicación, Carbonell relató que la capitana de la instalación le expresó que no sabía nada de ninguna actuación del grupo Cocktail en el horario de 5.00 a 9.00 pm, por demás el horario habitual.
“Solo conocía de una cena de unos alemanes del Grupo Gaviota. La Gerencia, al parecer, obvió esto. Pero lo más indignante fue oír que a excepción del domingo, el resto de los días no le resultaba rentable tener en la programación bandas de rock, que el error había sido no informar a tiempo, porque no debían tocar”, continúa el relato de Carbonell.
“Permanecimos en el lugar por apoyar a la banda y esperando cuando se fueran los alemanes poder disfrutar algo de Cocktail, pero no fue posible porque ya llegaban los otros músicos programados. Reclamamos la devolución de la entrada porque no pagamos para ver alemanes deleitando su cena y con muy mal gesto, por cierto, nos devolvieron la entrada. Me sentí más foránea en mi tierra que los alemanes”, precisó.
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