LA PAZ, 4 nov (Reuters) - Las protestas en Bolivia contra la polémica elección que le otorgó el mes pasado la victoria al presidente Evo Morales ingresaron este lunes a su tercera semana, con una creciente presión de la oposición para que el mandatario renuncie.
Morales, quien llegó al poder en 2006 y se ha convertido en una figura icónica, ha defendido su reelección y respaldado una auditoría electoral internacional para salir de la crisis.
Sin embargo, la oposición, integrada por organizaciones civiles, Comunidad Ciudadana -partido del expresidente Carlos Mesa- y otras agrupaciones políticas, profundiza los llamados para que el líder de izquierda deje el poder. Uno de los líderes cívicos del país, Luis Fernando Camacho, fijó como fecha límite el lunes por la noche para que Morales abandone la presidencia.
"Hoy es un buen día para recuperar la democracia. 10 horas ...", escribió en Twitter el lunes temprano Camacho, jefe de una organización civil en la ciudad oriental de Santa Cruz, quien el sábado le dijo a Morales que tenía 48 horas para dejar el poder, a las 19:00 horas (2300GMT).
No está claro qué pasaría exactamente en el plazo, pero Camacho, que ha conseguido un amplio apoyo popular en todo el país, prometió "medidas que nos van a dar en cuestión de días la libertad de toda una nación".
Mesa, que quedó en segundo lugar en las elecciones del 20 de octubre, calificó el domingo la candidatura de Morales como "ilegal" y propuso nuevas elecciones porque considera que hubo un fraude electoral.
En medio de la tensión política, este lunes el helicóptero que trasladaba a Morales por el interior boliviano tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia al presentar "una falla mecánica del rotor de cola durante el despegue" de un aeropuerto en Oruro, sin daños personales, según reportó la Fuerza Aérea Boliviana.
Evo Morales ganó los comicios con un poco más de 10 puntos de ventaja, lo que le dio una victoria sin necesidad de un balotaje, pero el triunfo se vio empañado por una demora de casi 24 horas en el conteo, que cuando se reanudó mostró un cambio brusco e inexplicable a favor de su candidatura.
El giro en los resultados del escrutinio provocó feroces protestas, con manifestantes que se enfrentaron con la policía, gases lacrimógenos en las calles, bloqueos de carreteras y huelgas en muchas ciudades de todo el país. Como consecuencia de los enfrentamientos entre defensores del paro cívico y militantes del partido de gobierno, Movimiento al Socialismo (MAS), hubo que lamentar la muerte de dos personas, en la región oriental de Bolivia.
AUDITORÍA
La Organización de Estados Americanos (OEA), el observador formal de las elecciones, está llevando a cabo una auditoría del recuento, que se espera se complete a mediados de mes. El organismo había planteado preocupaciones después de que se detuvo el recuento de votos.
Morales, exlíder sindical de los cocaleros, defendió su victoria electoral y destacó años de relativa estabilidad y crecimiento bajo sus tres anteriores mandatos.
La presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, dijo que Morales estaba pidiendo paz y que el Gobierno no se inclinaría ante el ultimátum del grupo cívico de Camacho. "No vamos a caer en presiones, esperaremos el fin de la auditoría", dijo.
Edwin Herrera, portavoz del partido Comunidad Ciudadana de Mesa (CC), destacó las semanas de bloqueos, movilizaciones y marchas, que aseguró "nunca antes se habían visto en la historia política de nuestro país".
Morales, con cerca de 14 años en el poder, ya había provocado ira entre algunos bolivianos antes de las elecciones cuando decidió postularse para un cuarto mandato presidencial desafiando los límites que establece la Constitución y un referéndum en 2016 que votó en contra de que lo hiciera.
El enfrentamiento electoral ha tensado al país productor de gas y alimentos, y algunos están cada vez más preocupados porque la salida de la crisis parece incierta.
(Reporte de Daniel Ramos Reporte adicional de Jorge Otaola Escrito por Adam Jourdan Editado por Nicolás Misculin)
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