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El juez federal Danilo Pereira Junior autorizó en la tarde de este viernes la liberación inmediata del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien ha permanecido durante 19 meses en prisión por un delito de corrupción. La condena de Lula era de 8 años y 10 meses.
La decisión, emitida a las 4:15, hora local de Brasil, llegó luego de la sentencia del Tribunal Supremo emitida este jueves, que determinó que las penas de prisión empezarán a cumplirse solo cuando el acusado agote todos los recursos disponibles.
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Citando la decisión del máximo tribunal judicial, el magistrado de ejecución de penas determinó en un fallo de menos de dos páginas que ya “no existen fundamentos para la ejecución de la sentencia”.
Se prevé que Lula da Silva salga de la sede de la Policía Federal de Curitiba en la que está recluido en las próximas horas de este viernes. Desde la tarde del jueves cientos de miles de seguidores se han ido congregando en una vigilia a la espera de la liberación. La noticia fue recibida al grito de “Lula, guerrero del pueblo brasilero”.
La defensa del fundador del Partido de los Trabajadores había acudido a la prisión de Curitiba el viernes por la mañana y, tras una reunión con Lula, había hecho la solicitud formal de su liberación. La decisión recayó en Danilo Pereira debido a que la jueza que administra la sentencia diaria de Lula, Carolina Lebbos, está de vacaciones, informó el diario brasileño Folha de S. Paulo.
La liberación de Lula este viernes no significa el final del juicio sobre el triplex Guarujá, por el cual fue condenado por corrupción y lavado de dinero en primera instancia en julio de 2017. Por el contrario, el ex mandatario esperará el juicio sobre las apelaciones que aún están pendientes en el Tribunal Superior de Justicia.
En el entorno del líder petista aseguran que su objetivo es obtener la anulación completa del caso, con el argumento de que el ex juez Sérgio Moro, artífice del Lava Jato, no fue imparcial a la hora de juzgarlo. En efecto, el magistrado fue duramente cuestionado cuando aceptó el ofrecimiento del actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que lo convirtió en ministro de Justicia de su Gobierno.
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