Josep Borrell, ministro en funciones de Asuntos Exteriores de España, ha salido en defensa del reciente viaje de los Reyes de España a Cuba, que definió como una “oportunidad para mirar hacia el futuro”, y expresión de la voluntad de España de “ser acompañante y partícipe” del futuro de la Isla.
En artículo publicado este domingo en varios medios de prensa españoles con el título "Cuando volví a Cuba", Borrell ha dicho cosas como que “la peculiar contribución de Cuba a la política internacional” le conceden en el imaginario colectivo una importancia mayor que su dimensión económica, y que lo vivido en estos días ha dejado “una imagen histórica para España, para Cuba y para esa comunidad de entendimientos compartidos que es Iberoamérica”.
Consciente de la gran cantidad de críticas que el viaje generó tanto en España como entre la oposición cubana, el alto cargo español aludió a “un entramado muy tupido de vínculos y afectos que no deben supeditarse a las disputas partidistas del momento, sino sustentar una verdadera política exterior de Estado”.
“Nuestras diferencias deben ser objeto de un diálogo franco y abierto, y no excusa para monólogos”, añadió.
Recuerda que otros países y figuras internacionales como el Papa o Barack Obama ya visitaron la Isla para normalizar relaciones, y precisa que España no podía faltar en este “aniversario histórico”, en alusión a los 500 años de la fundación de La Habana.
Califica el actual como momento ideal para que España y la Unión Europea “se impliquen en una vinculación constructiva con el cambio" (que no apelllidó), y apela a la apertura de "canales de interlocución con la sociedad, los empresarios privados y los nuevos actores sociales que empiezan a emerger”.
“La nueva Constitución cubana reconoce derechos que aún deben materializarse y abren oportunidades para un mayor pluralismo”, indicó en la más osada de sus declaciones, y precisó que así lo ha asumido la Unión Europea con la firma del acuerdo que acompaña ese “proceso” bajo distintos instrumentos.
"Podemos tener diferencias importantes con el Gobierno cubano, pero España y la UE, con una importante presencia empresarial en la isla, tienen intereses propios que defender ante la amenaza que ha abierto la activación del título III de la ley Helms-Burton”, dijo en referencia a las sanciones del gobierno norteamericano que afectan a las empresas españolas.
“El viaje del Rey a Cuba debe verse a la luz de la relación entre nuestras sociedades, que trasciende, con mucho, a sus gobiernos, como señalaba Eusebio Leal en relación con los 500 años trascurridos desde la fundación de La Habana", concluyó.
Desde que se anunció oficialmente la postergada visita de los Reyes de España, llovieron las críticas tanto desde partidos políticos españoles como PP o Vox como desde la oposición cubana, que se vio ninguneada una vez más ante una visita de estado de gran calibre.
Con el hastag #MajestadNoVisiteCuba, el Movimiento Cuba Plural convocó un tuitazo a mediados de octubre para promover que los Reyes de España no visitaran la Isla.
La actitud de España y Europa de blanquear al Gobierno cubano fue denunciada ampliamente en las redes sociales por el apoyo de Borrell a su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, y por el omnipresente silencio ante temas de derechos humanos.
Antes de confirmarse la visita de los Reyes a Cuba con motivo de los 500 años de fundación de la capital, un grupo de activistas de la Isla pidieron a la Reina Letizia “solidaridad urgente” ante la violencia del régimen cubano contra las voces opositoras, algo que tampoco llegó salvo la tímida alusión del Rey a la democracia en uno de sus dos discursos en La Habana.
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