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El enviado de Naciones Unidas a Bolivia, Jean Arnault, sostuvo un encuentro el sábado con la presidenta interina del país, Jeanine Áñez, y anunció que esta semana viajará a diferentes regiones para reunirse también con los representantes de las diversas fuerzas políticas y mediadores, en pos de reiniciar el diálogo.
El diplomático informó a medios locales que su viaje a la nación andina tiene dos objetivos: facilitar mecanismos que contribuyan a poner fin a la violencia que se ha vivido en los últimos días y reinstalar la paz en las calles, así como ayudar a una nueva convocatoria a elecciones generales.
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“Lo importante es encontrar una solución pacífica a esta crisis; es decir, la necesidad de poner la protección de la vida por encima de los cálculos políticos, la necesidad de apresurar la salida política. Llegando acá me doy cuenta que hay varios esfuerzos que nos alientan mucho”, afirmó tras reunirse con la mandataria.
“Nos sentaremos a conversar sobre estos dos lineamientos: la no violencia, de la pacificación y de la necesidad urgente de un diálogo y la necesidad de construir al objetivo anhelado de la celebración de elecciones libres, transparentes e inclusivas”, subrayó.
El partido del expresidente Evo Morales, Movimiento Al Socialismo (MAS), convocó para el próximo martes a una sesión plenaria de la Asamblea Legislativa, en la que tiene mayoría, con el objetivo de iniciar el proceso hacia nuevas elecciones generales en el país, lo que puede durar tres meses.
Sin embargo, políticos de otras fuerzas aseguran que la convocatoria a la sesión parlamentaria solo es un intento de los legisladores masistas de rechazar la carta de renuncia de Morales, quien hizo pública su dimisión el pasado 10 de noviembre antes de huir hacia México, cuyo gobierno le otorgó asilo político por “razones humanitarias”.
Tras la renuncia del líder cocalero, se desató una escalada de protestas, marchas, bloqueos de calles y carreras, saqueos y disturbios alentados y protagonizados por personas y organizaciones afines a Morales, con particular intensidad en las ciudades de La Paz, El Alto y la región del Chapare, en Cochabamba.
En la última semana, grupos que se oponen a la dimisión de Morales y a la convocatoria a nuevas elecciones provocaron hechos de violencia en diferentes puntos del país, que lograron rebasar la capacidad de la policía y determinaron la intervención de fuerzas del ejército.
Debido a esta situación, la presidenta interina Jeanine Áñez solicitó a las Fuerzas Armadas coordinar operativos con la Policía y lo ratificó con la aprobación del Decreto Supremo 4078, cuyo objetivo es frenar la ola de violencia.
Las manifestaciones en Bolivia han dejado un saldo de 22 muertos y más de 700 heridos, según los datos de la Defensoría del Pueblo.
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