La emigración sigue siendo una tentativa de solución para las vidas de miles de cubanos, que desafiaron las restricciones impuestas en la frontera por la administración de Donald Trump para triplicar la cifra de inmigrantes que buscaron llegar a Estados Unidos: más de 24 mil.
De acuerdo con las cifras de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés), en el recién concluido año fiscal 2019, que finalizó el pasado 30 de septiembre, un total de 21 499 ciudadanos cubanos se presentaron ante los puntos fronterizos entre México y Estados Unidos. La mayoría de ellos lo hizo por los puestos de Laredo (12 898) y El Paso (7 480).
Las primeras estadísticas del presente año fiscal, solo en noviembre 2 362 cubanos ya han pedido asilo en territorio estadounidense, lo que refuerza un alza que supera ampliamente las llegadas de los dos últimos períodos fiscales 2018 (7 079) y 2017 (15 383). La mayor cantidad de cubanos llegados a la frontera mexicana se remonta a 2016 (41 523), cuando aún estaba vigente la normativa de pies secos-pies mojados.
Si bien el fin de la aplicación de la política de pies secos-pies mojados, en enero de 2017, condujo a un impresionante descenso del arribo de embarcaciones desde Cuba, la Guardia Costera de Estados Unidos interceptó a 313 cubanos que trataron de ingresar por vía marítima al país desde octubre de 2018 a septiembre de 2019.
Ríos de tinta en diversas partes del mundo refirieron en estos 12 meses la presencia de nuestros compatriotas entre las marchas masivas de centroamericanos e inmigrantes de otras latitudes hacia las fronteras entre México y Estados Unidos, los conatos de rebelión y fugas de cubanos de los centros de detención en localidades mexicanas y los arribos masivos a destinos inéditos como Uruguay, y, en menor medida, en países europeos.
Pero el drama vivido por familias enteras que han atravesado numerosos países, recorrido miles de kilómetros y vencido los desafíos de selvas y ríos como los de Darién, en Panamá, no termina al llegar a la frontera deseada y presentar sus casos. Han tenido que aceptar el retorno a territorio mexicano, y esperar allí durante meses el resultado del proceso de solicitud de refugio.
En tales circunstancias, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) da cuenta de unos 7 200 cubanos registrados entre más 60 mil inmigrantes que aspiran a permanecer en México.
A aquellos cubanos que no han podido sufragar el costoso tránsito por toda Centroamérica hasta México y han parado en Costa Rica, se les exige solicitar asilo en Honduras, Guatemala o El Salvador y, únicamente con la certificación de que les fue rechazado el pedido, pueden entonces aspirar a quedarse en territorio tico.
El Programa de Parole de Reunificación Familiar Cubana, CFRP, suspendido por el Departamento de Estado desde 2017, a pesar de que muchos aspirantes habían desembolsado ya el costo de sus tarifas, ha generado varias protestas por las más de 20 mil familias cubanas que piden su reanudación.
Otro destino en auge en meses recientes para los inmigrantes cubanos ha sido Uruguay, que registra 9 000 solicitudes de refugio solo entre enero y octubre de 2019, un 50 por ciento más que en 2018 y por encima de las solicitudes de venezolanos, que especialistas y estudiosos del tema en Montevideo esperaban que liderasen las peticiones de refugio, dadas las circunstancias bajo el gobierno de Nicolás Maduro en Caracas.
Dos académicas de la Universidad Católica de Uruguay, Silvia Facal y Belén Casal, informaron al diario El País que la mayoría de los cubanos presenta el título de bachiller e incluso el de graduado universitario, pero la realidad les impone trabajar en empleos que requieren mucha menos calificación.
Al valorar el impacto de la creciente inmigración proveniente de Cuba en Uruguay, la investigadora Facal aseguró que los cubanos desempeñan las labores que "los uruguayos han dejado de hacer", especialmente en el sector de los servicios, "de ahí que sea una inmigración muy visible en las zonas más céntricas" del país.
La especialista reconoció que "algunos empresarios uruguayos terminan aprovechándose de las vulnerabilidades de los recién llegados y los explotan. No les pagan las horas extras, la nocturnidad, bajos salarios" y hasta amenazan con "expulsarlos del país".
Los cubanos representan, añadió, "un aporte cultural". "Vienen con sus sabores, sus cánticos y su bagaje que alimenta a una sociedad", si bien en otros aspectos, como el nivel de instrucción y la baja natalidad, "cubanos y uruguayos se parecen demasiado", concluyó la académica.
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